“Mucho se ha
escrito y hablado de la filiación masónica de Tomás Catari y de Túpac Catari,
de los que lamentablemente no quedan constancias. Sin embargo se debe apreciar
el hecho de la presencia de masones ingleses en las filas de ambos insurrectos
en 1781, mencionado por varios escritores, los que llegan hasta describir una
ceremonia masónica celebrada en Tiquiña por Túpac Catari.
(Del libro: “Sociedades Secretas, Políticas y Masónicas”.
Autor: Martín Lazcano. Buenos Aires. Argentina).
La masonería es una Escuela de Aprendizaje, en donde
preparan a sus adeptos a llevar una vida dentro de los valores morales, imparte
enseñanza de las Artes liberales y les inculcan el deber de proteger al
desamparado y defender al oprimido, su mensaje al mundo ha sido y será siempre,
que el hombre debe vivir dentro de los parámetros de “Libertad, Igualdad y
Fraternidad” postulados que esperan sean también los ideales de esta humanidad
que no termina de aprender de sus errores.
La masonería a través de sus hombres y de las ideas
que ella divulga y protege, ha intervenido en la emancipación del nuevo mundo.
Aportando con hombres imbuidos con los conceptos de Patria y Libertad, hombres
con ideas modernas, cultas y progresistas que intervinieron directamente en la
gesta trascendental que se desarrollo en los siglos XVIII y XIX. Las
autoridades de aquella época, los persiguieron por sus ideas y acciones, tildándolos
con todas las injurias conocidas, pero aún así los masones del sur y del norte
siguieron su camino trazado, que los llevó hasta la victoria, y consiguieron
finalmente la LIBERTAD DEL NUEVO CONTINENTE.
La masonería tuvo también entre sus adeptos a
hombres que pertenecían al clero, estos sacerdotes apoyaron de forma directa a
la masonería libertadora, agrupadas en las Logias Lautarinas, en las que
silenciosamente planificaron su lucha. Reclamando inmediatas soluciones a los
diversos problemas de su época, entendiendo cabalmente que como masones no podían
callar ni cerrar sus ojos ante el sistema esclavista y depredador que se había
implantado.
Lamentablemente la intervención de la Masonería en
la gesta emancipadora no ha sido reconocida como debe ser, razones hay, una de
ellas es que históricamente la masonería, nunca se ha vanagloriado del gran
aporte que ha brindado a la humanidad, porque ella no persigue glorias, y
siempre ha realizado un trabajo desinteresado y silencioso; otra de las razones
podría ser, que siempre la han considerado y confundido erróneamente como una
Sociedad Secreta y se ha preferido callar.
En la ciudad de Caracas se fundaron las primeras
Logias de Sud América y su principal propulsor fue el visionario Francisco de
Miranda. En aquella época por su intervención en el movimiento, sus reuniones
se hacían en secreto, se hallaban confundidos muchas veces como clubes patrióticos.
Los masones para lograr el cometido de ver su patria libre, se trasformaron en
emisarios y soldados, el éxito que tuvieron a través de los años se debe
fundamentalmente a que sus miembros estaban obligados a la fidelidad y al
silencio, su intervención fue determinante para la Independencia peruana y la
fundación de la República.
En los años de 1550 en Chile se sublevo el caudillo
araucano Lautaro, quién se inmortalizó en la batalla de Peteroa en 1557, haciéndole
justicia a este personaje la masonería creó en América las Logias Lautarinas,
que son una derivación de las Logias de Cádiz, y que en un primer momento
fueron creadas como la “Sociedad de Caballeros Racionales”, por masones que
pertenecían a la Logia de Londres, y por quien fuera también su fundador el
argentino Carlos de Alvear. Estas Logias Lautarinas se desarrollaron no sólo en
esta parte de América sino también en México.
En 1797 en Londres el prócer venezolano Francisco de
Miranda y Rodríguez, fundó la Logia “Gran Reunión Americana”, luego en Madrid
la “Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional”, que luego fue
conocida como la “Logia Mirandina” esto en honor a su fundador, y a la que
pertenecieron entre otros Simón Bolívar y sobre todo el peruano José Olavide y
Jáuregui cofundador de estas logias y de gran participación en las Cortes de Cádiz.
El documento más antiguo sobre masonería conocido
hasta la fecha en el Perú data del año de 1751, documento que fue emitido por
la Suprema, en donde manifiesta sea alcanzado la lista de militares o políticos
que se hubiesen presentado voluntariamente a confesarse como tales (masones).
Las primeras noticias registradas que hay sobre los masones en el país datan
del año de 1804, con la aparición de la Logia de Lima, que también fue conocida
como la Logia Lautarina de Lima; en 1816 inició sus actividades la Logia
Lautaro de Arequipa; en 1818 la Logia Lautarina de Trujillo; por esos años la
Logia “Estrella Blanca” o “Unión Justa” en Lambayeque y en 1821 la Logia Paz y
Perfecta Unión Nº 1 en Lima. Hasta el año de 1821 existieron en el Perú muy
pocas Logias o muy pocas conocidas, tal vez porque querían pasar desapercibidos
debido al celo español y a evitarse represalias e injustos encarcelamientos.
Pero se tiene noticias sin confirmar que fuera de
Lima existieron Logias y otras que se denominaron “Club Patriótico”, como
sucedió en Lambayeque y otras ciudades. De acuerdo a documentos históricos
peruanos la Logia Lautaro de Lima en 1820, estuvo conformada por: José de la
Riva Agüero, Juan Antonio Álvarez, José de San Martín, Hipólito Unanue, Bernardo
O’Higgins, José La Mar, Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Luna
Pizarro, José Baquijano y Carrillo, Juan Miller, Francisco Javier Mariátegui,
Bernardo Monteagudo, José Joaquín Olmedo, Toribio Rodríguez de Mendoza,
Francisco de Paula Quiroz, Tomás Iriarte, Manuel Pérez de Tudela, Manuel Blanco
Encalada, Mariano José Arce, Gregorio Tagle y Matías Vásquez de Acuña. La
participación de la masonería en el movimiento independista data desde el año
de 1742 , fecha en la que apoyaron la sublevación de Juan Santos Atahualpa en
el Gran Pajonal; a partir del año 1780 los masones estuvieron a la cabeza de
los siguientes movimientos; en la ciudad de Cusco, con José Gabriel
Condorcanqui o Túpac Amaru II; el levantamiento de Oruro en el año 1781, sus
cabecillas Tomás Catari y Túpac Catari; en el año de 1805 en la ciudad de Cusco
con Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde; en el año de 1811 en la ciudad de Tacna,
el levantamiento de Francisco de Zela; en el año de 1812 en la ciudad de Lima,
la conspiración del masón José Baquijano y Carrillo; en ese mismo año se dieron
los movimientos de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes, cuyos caudillos fueron Juan
José Crespo y Castillo, Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro; en el año de
1813 en las ciudades de Arequipa Tacna y Tarapacá con la insurrección de Juan
Francisco Paillardelle y Pedro José Calderón de la Barca; en el año de 1814 en
la ciudades de Cuzco y Arequipa, de los hermanos Angulo Torres, Mariano Melgar
y Matías Pumacahua; en el año de 1818 en el Callao, de José Gómez, Nicolás Alcázar
y Casimiro Espejo; en el año de 1819 en la ciudad de Lima, de José de la Riva
Agüero, Mateo y Remigio Silva; En principio la actividad masónica que se
desarrollaba en diversas ciudades del país fue de espionaje, luego fue de
adoctrinamiento, finalmente cuando San Martín llegó a Huaura fue la de engrosar
las filas del ejército, proveerlos de animales, carretas, alimentos y
pertrechos. En Arequipa sus principales miembros eran: José Corbacho y Abril,
Fernando López Aldana, Mariano Melgar, Manuel Arce, los curas Córdova y Zenteno
Párrocos de Salamanca y Cailloma; en Trujillo Luís José de Orbegoso, José Tagle
y Portocarrero, José María Monzón, Inca Yupanqui y Jacinto Rebaza; en
Lambayeque: Juan Manuel Iturregui, Pascual Saco Oliveros, Juan del Carmen Casos
y Antonio López y Vidaurre.
El final de la lucha por la emancipación no terminó
con la proclamación de la Independencia, había aún mucho camino por recorrer y
muchas batallas que pelear, lo que iniciaron los masones José de San Martín,
Bernardo O’Higgins y muchos peruanos, lo terminaron los masones José de la Riva
Agüero, Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, varios de estos preclaros
hombres estuvieron en el grupo de los conocidos como fundadores de la República,
y que por su trabajo y dedicación la historia los reconocería como los “Padres
de la patria”. Es necesario recordar entre otros a tres grandes lambayecanos, a
los que la patria les debe el haber sido protagonistas del movimiento
independentista en el Perú:
* Juan Manuel Iturregui y Aguilarte que fue el ideólogo
y propulsor del movimiento libertador, por la actividad comercial que desempeñaba,
viajaba tanto a Lima como a diferentes países de América, allí conoció gente
importante que compartían sus ideas de ver una patria libre, comprometiéndose a
preparar la venida del ejército libertador. Luego de finalizado el proceso
emancipador, fue nombrado Secretario Plenipotenciario en España en el año 1845,
Embajador en Londres en el año 1846, Prefecto del departamento de La Libertad,
elegido Senador de la República, alcanzó el grado de general de división en el
ejército peruano. En uno de sus viajes fue Iniciado como Masón, no se ha
llegado a establecer en qué país, en qué año y en qué Logia tuvo lugar su ceremonia
de incorporación. Existe documentación que confirma que era un Masón regular de
la Logia “Gran Obediencia del Oriente Nacional Colombiano”, con sede en
Caracas. Primer Venerable Maestro de la Logia “White Star” o “Unión Justa” de
su ciudad natal. Alcanzó el Grado 33º, en mérito a su destacada labor y el
Estado lo nombró por su meritoria actuación en los momentos de la
Independencia, “Precursor de la República”, un grupo de masones trujillanos
solicito el día 18 de diciembre de 1969 a la Gran logia del Perú el permiso
para levantar columnas a la Respetable Logia Simbólica “Juan Manuel Iturregui y
Aguilarte”, la misma que fue autorizada a trabajar con el Nº 94
* Pascual Saco Oliveros, secundo a Iturregui en la
lucha que se emprendió, tuvo una destacada actuación antes y después del 27 de
diciembre de 1820, fecha en que Lambayeque proclamó su Independencia, 48 años
de su vida la dedico al servicio del país en el ejército, alcanzó el grado de
Coronel. Fue un masón destacado, llegó a ocupar el cargo de Diputado Gran
Maestro en 1864, Teniente Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º en 1868,
en mérito a su participación tanto en la vida militar como en la Masónica, un
grupo de masones solicitaron en el año de 1967 a la Gran Logia del Perú, la
respectiva autorización para abrir una Logia con el nombre de este Prócer de la
República, lo cual fue aceptado, autorizándose el funcionamiento en la ciudad
de Lambayeque de la Respetable Logia Simbólica “Pascual Saco Oliveros” Nº 67 *
José Rivadeneyra y Tejada, lambayecano que fue
encargado por los patriotas argentinos a gestionar ante la Corte española el
cambio de Gobierno español en las colonias americanas. Se afilió a la “Sociedad
Lautaro” de Cádiz y lo nombraron tesorero de la causa masónica de la “Libertad
de América”, se le entrego un capital al que le añadió otro de su propio
peculio para poder comprar armas y enviarlas al nuevo continente. Fue detenido
por sus actividades y acusado de subversivo, sentenciado por el Consejo de
Guerra de Cádiz a prisión perpetua a cumplirla en el Castillo de la Carraca, en
esta prisión también purgaba igual condena el precursor Masón Francisco de
Miranda. Trasladado luego de 4 años al Castillo de Las Canaletas de Barcelona,
cuando el pueblo logra que se de la Constitución Liberal de 1820 en esta
ciudad, una de las primeras acciones que se realizaron fue la excarcelación de
los prisioneros políticos, Rivadeneyra fue liberado. De regreso al Perú
contribuyó con los dos libertadores a sentar las bases de una nueva nación,
alcanzó el grado de general de división en nuestro ejército.
El apoyo que la Masonería brinda a la humanidad no
ha terminado, por que aún hay tiranos en el mundo que combatir con las armas de
la verdad y la justicia, todavía hay desvalidos que proteger y darles socorro;
existirá siempre porque aún está librando la gran batalla de ayudar al hombre a
LIBERARSE de sus vicios y de sus defectos.
Eric R. Mendoza Samillán
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