Cotidianamente en nuestros trabajos y en nuestra vida personal tenemos
que ir resolviendo temas, problemas o distintas situaciones. Algunos con más
dificultad, otros con menos, algunos con gran impacto, otros con menos,
cualquiera sea la situación hay un punto crucial para que el resultado sea
exitoso: La Actitud con la cual encaramos el escenario.
Muchas personas se rinden antes de comenzar, otros toman una posición
negativa y trasladan esa negatividad hacia la situación planteada. Otros en
cambio se paran con un espíritu positivo, que viene de la mano de una actitud
diferente.
Nuevamente nos cruzamos con esta palabra, “actitud”, veamos que quiere
decir según la RAE : "Postura del cuerpo humano, especialmente cuando es
determinada por los movimientos del ánimo, o expresa algo con eficacia".
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedas
hacer. No te preocupes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar y
mejorar.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y
trata de cambiar tú.
Contempla sólo la meta y no veas lo difícil que es alcanzarla.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue
a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que cada día tiene su propio
afán.
No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es por que
sabe que tú puedes con ella. Si algún día te sientes cansado, busca el descanso
en Dios que renovara tus fuerzas.
Es cierto, si volvemos un poco atrás podemos identificar que la actitud es
una posición o postura que toman las personas ante distintas situaciones, pero
que está en nuestro interior y depende únicamente de nosotros hacerla positiva
y gratificante.