La angustia vital presentada en cada uno de los colores y trazos que
componen el cuadro, y que le han hecho celebre porque es, sobre todo, una
pintura que transmite una emoción a la que pocas personas pueden permanecer
ajenas. Para entender la angustia, tanto la del propio autor como la que quiere
plasmar en el lienzo.
En la pintura se aprecia una figura, que puede ser un hombre -¿el propio
pintor?- o una mujer, presa del pánico mira hacia el espectador chillando su
miedo mientras se apoya en la barandilla de un puente que no tiene fin.
La figura se tapa los oídos y da la espalda al sol, a la naturaleza, a la
gente, quizá porque todo parece estar en su contra. Al dar la espalda y gritar
hacia el espectador, nos esta hablando de su dramática soledad, porque en esa
postura no puede ver la silueta de una iglesia en la lejanía, los barcos,
aumentando así la sensación de total aislamiento. Completamente alejada de la
realidad, sucumbe ante el horror que viene de dentro, han escuchado la frase?:
“La soledad es un estado mental”.
Esta es la primera obra totalmente expresionista que Munch pintó, en su
momento escribió en su diario unas notas que aclaran el origen de este cuadro:
“Iba caminando con dos amigos por el paseo -el sol se ponía-, el cielo se
volvió de pronto rojo, yo me paré; cansado, me apoyé en una baranda -sobre la ciudad
y el fiordo azul oscuro no veía sino sangre y lenguas de fuego-, mis amigos
continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de
miedo, -y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza”.
El autor plasma así la soledad del protagonista y la indiferencia, humana
y material, frente a la angustia del ser humano.
El grito se desarrolla en las afueras de Oslo, en uno de sus lugares de
paseo más idílicos que el autor convierte en una pesadilla. A lo lejos se ve la
silueta de la ciudad, en la que destaca una iglesia.
Los rasgos deformados del personaje principal de este cuadro fueron
inspirados, probablemente, por los de una momia peruana conservada en el Musèe
de L`Homme en París, que Munch habría visitado mientras vivió en Francia.
* El grito de Edvar Munch (1863 - 1944), Galeria Nacional de Arte de
Oslo, Noruega.