miércoles, 17 de noviembre de 2010

Veneración, actitud olvidada en la Masonería.

La masonería te enseña a pensar por ti mismo, te enseña a descubrirte interiormente. Recuerda que los labios del iniciado están sellados hasta que logres descubrir por ti mismo el medio de abrirlos, porque cuando se abran te llenarán de sabiduría. Una cualidad necesaria para lograr abrirle los labios al iniciado, es precisamente la actitud de veneración, realidad olvidada por los masones pero realidad reflejada en nuestras antiguas liturgias. Hoy en día no entendemos lo de Venerable Hermano o Venerable Maestro y lo usamos únicamente como protocolo, pero la veneración implica una devoción y la devoción de la masonería, como la que se enseñaba en las antiguas escuelas iniciáticas es la devoción a la verdad y al conocimiento, sólo aquellos que tengan esta disposición podrán ser discípulos de la ciencia oculta. Si no cultivamos en nuestro interior un sentimiento arraigado de que hay algo que está por encima de nosotros, no encontraremos la fuerza necesaria para desarrollarnos hacia un nivel superior. Por eso la fuerza es requisito necesario para poder elevarse a las cumbres del conocimiento, por haber llevado a su corazón a las profundidades de la veneración y la devoción. Este es un gran problema actual ya que en la mayoría de nosotros no tenemos desarrolladas las cualidades de veneración y devoción que exige nuestra Orden. El que busca el conocimiento superior deberá crear tales sentimientos en sí mismo. El hombre tiene el poder de perfeccionarse y de transformarse con el tiempo, esta metamorfosis se logra cuando logras dominar tus pensamientos ya que el discípulo debe lograr erradicar todo sentimiento de menosprecio o denigración. Por eso todo conocimiento que busques debe ser con el objetivo del ennoblecimiento humano y de la evolución, por eso la Masonería que logra despertar en ti un ideal, crea dentro de ti fuerzas de vida. La veneración y la devoción a menudo se confunden con humillación, la veneración y la devoción cobran mayor sentido cuando reafirmas que la muerte, la impermanencia y el cambio son facetas de nuestra experiencia que son inevitables. Por ello la primera tarea es reconocer que no hay mayor veneración que la que se puede prestar cuando se reconoce en justa medida la preciosa existencia humana y la extraordinaria experiencia que como seres espirituales tenemos al realizarnos en el plano material, además la vida en este plano es muy breve y cuando nos damos cuenta de esto no tardamos en aprovechar la oportunidad para adquirir la actitud de veneración.
R:.H:. Eduardo Figueroa