sábado, 4 de julio de 2009

Hijos Ilustres de “Orden y Libertad”

R:.H:. Antonio Arenas Merino
(13 de julio de 1808 - 27 de diciembre de 1891)

Figura prominente de la política y la magistratura en nuestro país, hijo del abogado Don Agustín Arenas y de la notable dama Rosa Merino, que unía a su belleza singular una exquisita voz de soprano.
Egresado del Real Convictorio de San Carlos encontró aquí el ámbito necesario para su formación básica que le dio los recursos del perfeccionamiento y la modulación del hombre dueño de una gran cultura, y de un gran conocimiento para el noble ejercicio de la abogacía, para su estelar lucimiento como orador prolijo en el foro limeño tanto en los asuntos civiles, como penales, ejerció desde temprano la docencia en ese centro de enseñanza, del que llegaría a ser su Rector en el año 1852, en reemplazo del ilustre Don Bartolomé Herrera.
En su primer matrimonio en 1846 estuvo casado con la distinguida dama doña Antonia Villaroel quien falleciera en 1849, y luego tres años mas tarde contraería nupcias con doña Carmen Barraza y Cabero.
Durante el gobierno del Gral. Rufino Echenique en 1854 fue llamado a ocupar el cargo de Juez de Alzadas del Tribunal del Consulado.
Ocupa el Decanato del Colegio de Abogados de Lima, en 1855, sucediendo al Dr. Melchor Vidaurre.
Acude al Congreso de la República en donde su deslumbrante oratoria parlamentaria plena de recursos magistrales y agilidad documentaria hicieron la cumbre sobre la cuál elevó su pedestal primero como Diputado por la provincia de Lima entre 1858 a 1862. Participa brillantemente en los trabajos de la Asamblea Constituyente que preparó y aprobó la Reforma Constitucional de 1860, y luego como Senador de la República, de las legislaturas de 1864 y de las de 1868 al 1872.
El Dr. Antonio Arenas continuó activamente figurando en el cuadro de los ciudadanos de la más alta significación política, como lo demuestra el hecho que al término del gobierno de José Balta en 1872, figurara como candidato a la primera magistratura teniendo como rivales políticos a Don Rufino Echenique y Don Manuel Pardo.
Hombre público de gran prestigio, integró el Gabinete Ministerial durante los gobiernos de Castilla, San Román y Diez Canseco. En 1871 fue nombrado Vocal de la Corte Suprema, cuya presidencia llegó a asumir en los años 1876, 1885, 1889 y 1890.
Representó al Perú en el Congreso de Juristas Americanos que se celebró en Lima el 9 de diciembre de 1877, siendo elegido por unanimidad presidente de ese evento continental, la preparación y el desarrollo de este certamen lo consagra como un reconocimiento a uno de los grandes juristas americanos.
Se desempeñó como Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Justicia e Instrucción Pública del Gobierno de Don Mariano Ignacio Prado.
Entre julio y agosto de 1880, en el transcurso de la guerra del Pacífico, fue acreditado como Ministro Plenipotenciario junto con Aurelio García y García en las conferencias de Paz efectuadas en Arica, realizadas en la corbeta norteamericana Lackawana. En aquella ocasión defendió ardorosamente los derechos territoriales del Perú en forma firme y elocuente bajo el principio
de respetar la intangibilidad territorial y no pagar ninguna indemnización de guerra al invasor chileno.
En 1883 el Gral. Miguel Iglesias convoca a una Asamblea Constituyente cuya presidencia recae en Arenas, aquí lució su acendrado respeto por la democracia y por el honor nacional, proclamó la vigencia de la Constitución de 1860 y la convocatoria a elecciones generales que se vieron frustradas por las acciones bélicas del Héroe de la Breña Don Andrés A. Cáceres, que no reconociendo a Iglesias en su jerarquía de gobierno transicional, ingresa victorioso a Lima el 30 de noviembre de 1885. No obstante, ambos caudillos acuerdan apartarse de la escena política conviniendo que la presidencia recayera en el Dr. Antonio Arenas Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Relaciones Exteriores, asumiendo así entonces la Presidencia Interna de la República, hasta las elecciones generales que llevó a la presidencia al Gran Mariscal del Perú Don Andrés A. Cáceres Dorregaray.
Muchos historiadores coinciden en señalar que Antonio Arenas vió la Luz Masónica en “Orden y Libertad” “La Logia Republicana” y que en ella obtuvo sus tres primeros grados del Simbolismo.
Ilustre masón de tan preclara actividad en la vida del país ocupó el más alto cargo dentro de una Logia: la de ser elegido Venerable Maestro.
Sin grandes antecedentes visibles en su actividad masónica, en las dramáticas horas que vivió el país después de las Batallas de San Juan y Miraflores perdidas y las fuerzas chilenas de ocupación dueñas de Lima, aparece Don Antonio Arenas a la cabeza de un grupo de masones ilustres como miembros de la Fraternidad y ejemplares ciudadanos en el ejercicio de sus profesiones, de sus actividades civiles y económicas y en la conducción de las Logias Simbólicas que en esos dias trabajaban “en familia”.
Los datos del esbozo histórico acerca de la fundación dedicación e instalación de la Gran Logia del Perú y el papel cumbre que cumple nuestro ilustre Muy RH:.Antonio Arenas Merino son nuevas gemas de sus grandes quilates cívicos y éticos: dirigía la organización de la Gran Logia, en las circunstancias que era Ministro de Estado, Presidente de la Asamblea Constituyente, y Presidente de la República, cumpliendo a cabalidad tanto en la función de responsabilidad pública como en la organización funcional de la aún muy joven Gran Logia del Perú. Connotado miembro de la Logia Masónica del Perú, presidió como Gran Maestro de la Gran Logia los períodos 1882-1883 y 1883-1885.
Los años de intensa vida cívica e institucional, las enormes responsabilidades que tuvo en tan altos cargos que hubo de cumplir, hicieron mella en su salud.
Una de sus últimas actividades el 6 de Enero de 1890 presidió la sesión inaugural de la Academia Peruana de Jurisprudencia y Legación, luciendo nuevamente sus grandes virtudes de orador notable de profunda erudición como jurista y político.
Fallece el 27 de diciembre de 1891 ante el sentimiento general de un dolor muy profundo, con los mayores sentimientos de mucho respeto y consideración a la personalidad ejemplar del patricio que participó en la construcción cultural y política del Perú.
Q:.H:. Ernesto Sandoval J.