miércoles, 8 de abril de 2009

LA TOLERANCIA


Un valor muy importante para los Masones es la Tolerancia, que es el respeto y la consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás.
La Tolerancia es una garantía de convivencia entre seres humanos libres e iguales y de tan distintas formas de pensar, sentir y actuar.
Se exige como una obligación para quien escucha las posiciones del otro, a fin de comprender sus conceptos y entablar -por ejemplo- un debate razonado, de altura, exponiendo al mismo tiempo los propios, de todo lo cual todos extraemos, como individuos y como Logia, siempre conclusiones positivas.
La Tolerancia en Masonería ha de ser un medio de equilibrio natural, de modo que el "tolerado" sea responsable de sus actos, y no abuse de la tolerancia fraternal de sus HH:. de la que puede ser objeto. De esta forma, el "tolerado" ejercerá su derecho inalienable a expresarse libremente y al mismo tiempo su obligación de hacerlo de manera respetuosa y fraternal; por su parte, el "tolerante" ejercerá su derecho de ser respetado en cuanto a sus principios por el "tolerado" teniendo a su vez la obligación de escuchar con serenidad y atención los conceptos de éste, según lo señalado en el punto anterior.
Así pues, Tolerancia y Respeto a la diversidad de ideas son principios inalterables de la Masonería, que admite en su seno a individuos de todas las razas, religiones, costumbres, posturas filosóficas y credos políticos como muestras de esa amplia gama del pensar y sentir humano a cuyo desarrollo ha orientado históricamente sus objetivos.
Aquí, es una tolerancia activa y no una actitud pasiva; se trata de abrirse a la verdad del otro, de permitirle que se exprese, de brindarle la posibilidad de enfrentarse con nuestra verdad.
Con afecto y compresión es más fácil confrontar ideas discordantes y tratar de encontrar una síntesis entre visiones opuestas sin descalificación, agresividad ni competencia. La virtud de la Tolerancia adquiere particular importancia en el tratamiento de ciertos temas esencialmente opinables, donde generalmente no caben las pruebas científicas irrefutables y donde la verdad sólo se puede alcanzar con el sentimiento y la razón.
Todas las personas, sin excepción alguna, tienen el derecho de sostener su propia verdad, con elevación, respeto y especial consideración por los puntos de vista de los demás. Porque son tolerantes, los Masones, sean poderosos o humildes, ancianos o jóvenes, con creencias religiosas y partidos políticos diferentes, pueden reunirse a trabajar juntos en Logia; porque son tolerantes pueden congregarse en armonía y tratarse con moderación y cordialidad, sin distinción de jerarquías sociales ni de otro orden. La Masonería cree firmemente que una sociedad como la nuestra no podría existir sin la Tolerancia.
El valor de la Tolerancia reside en que cada uno de nosotros sea capaz de admitir y respetar los puntos de vista y criterios de los demás, porque no todos los miembros de la Fraternidad están obligados a hallarse en absoluta consonancia con una misma y única tendencia. Uno de los sustentos primordiales de la doctrina masónica es aceptar que “en el fondo de toda opinión hay siempre algo de verdad”.
La Tolerancia es una planta frágil que ha sido cultivada de manera permanente por la Masonería desde hace casi más de 300 años. En medio de la gran crisis de valores en que vivimos en la actualidad, la Masonería es una de las instituciones que ha podido mantenerse en pie, por lo avanzado de su práctica en la Tolerancia y la Fraternidad.