domingo, 4 de marzo de 2012

La Masonería

La masonería es una sociedad iniciática en la que se encuentran las diferentes escuelas de pensamiento y concepciones de la vida. En primer lugar, el carácter iniciático significa que el ingreso en masonería, el paso a los diferentes grados y el trabajo masónico en general, obedece a unos rituales o ceremonias precisas que tienen un significado simbólico. En efecto, la vivencia de cada masón, será diferente ante la misma ceremonia, y eso es precisamente lo que se pretende: que cada cual reflexione y estudie según su estilo, aportando su versión para el conocimiento de los demás. El carácter iniciático de las enseñanzas es tan antiguo como la humanidad, y la masonería mantiene esas viejas tradiciones vigentes.
La declaración de principios de la masonería señala, que la nuestra, "es una institución universal, fundamentalmente filosófica, destinada a trabajar por el advenimiento de la justicia, de la solidaridad y de la paz en la humanidad".
El trabajo masónico tiene dos vertientes, una filosófico-simbólica y otra social, ambas necesarias. Puede ser que un masón concreto prefiera inclinarse más por un aspecto que por otro, pero cada cual es libre de aportar los trabajos que prefiera.
La masonería está formada por hombres libres, que trabajan por su perfeccionamiento espiritual, no es una secta ni es un partido político y estima que las concepciones metafísicas son del dominio exclusivo de la consciencia.
La masonería acepta los postulados de libertad, igualdad y fraternidad, combate los privilegios y la intolerancia, mediante el estudio de la ciencia, la investigación de la verdad, la práctica de la virtud y el ejercicio de la filantropía, trabaja por la paz y la justicia, por el progreso moral, intelectual y material del hombre y a través suyo, por el de la sociedad.
La masonería es, a la luz de sus principios universales, un instituto de perfeccionamiento ético al servicio del hombre y una institución destinada a extender los valores de solidaridad y tolerancia, en una sociedad que se debate entre la incertidumbre y la inestabilidad, atrapada entre la pobreza y la corrupción, entre el fundamentalismo étnico y religioso y las fuerzas de regímenes brutales y totalitarios.
En este siglo, los problemas estremecen la consciencia de los hombres libres, las economías están en crisis y los problemas sociales y ecológicos amenazan con extender sus perfiles destructores, mientras los hombres buscan desesperadamente la felicidad y el bienestar que no llega.
El número de hombres que viven en sociedades libres ha disminuido, aumenta la tendencia a violar los derechos humanos y el desempleo y la pobreza, la corrupción y el terrorismo, crecen, comprometiendo la estabilidad política de buena parte de la sociedad de hoy.
Cuando la sociedad ve esta confusión, cuando los grupos religiosos se enfrentan despiadadamente y cuando las angustias del hombre crecen sin ser atendidas, la masonería es, una esperanza, un sitio de reflexión y un lugar de encuentro para los hombres de buena voluntad, que buscan afanosamente la libertad y la justicia.
En masonería existe una vieja fórmula que propugna no tratar de política o religión, salvo para esclarecer a los demás. Esto significa que la masonería es apartidista y que en ella no se pueden dar "consignas", no se puede tratar de "imponer" ideas, sino "exponer" las mismas. Sería un error considerar que la masonería es una organización en la que unas conclusiones mayoritarias obligan a actuar social y políticamente a todos, y mucho menos, en la directriz de una autoridad imponga un camino a seguir. Esta forma de actuar sería antimasónica.
La masonería no es una religión, pero trabajamos en un templo físico, donde llevamos a cabo nuestros rituales, para fabricar un templo simbólico, que es el templo de nuestra personalidad. Un templo es algo consagrado principalmente por la reverencia, el respeto y la disposición que personalmente ponemos al asistir a él.
El masón, por el solo hecho de serlo, está obligado a velar por la integridad de su patria, a obedecer las leyes del país donde viva, a consagrar la inviolabilidad de la vida y a combatir la tiranía y el fanatismo en todas sus formas.
La masonería es una institución iniciática, lo que implica que ineludiblemente, quien ingresa a ella debe pasar por una iniciación, proceso este que tiene por finalidad, llevar al subconsciente lo que a la razón le es difícil interpretar y que consiste en una serie de pruebas y rituales simbólicos.
En la institución se trata de que cada estudiante alcance a plenitud, el conceptualizar la libertad máxima, el libre albedrío, con todo lo que ello implica, el tener libertad implica necesariamente, tener responsabilidad por sus acciones, por el cumplimiento de sus compromisos y por alcanzar sus propias metas, libertad y responsabilidad por los actos que aquella inspire.
En lo exotérico, el objetivo básico, es tener la capacidad de adaptar la propia potencialidad, a lo que la sociedad requiere para conducirla a unas mejores condiciones, en pos de las marcas señeras de "libertad, igualdad y fraternidad".
En lo esotérico, la idea es reintegrar la condición del ser humano a su estado primordial, en el que formaba parte intrínseca del principio eterno del universo.
Todo lo que se puede obtener de esta institución está en proporción directa con el esfuerzo invertido en el estudio, con la perseverancia manifestada tras los objetivos y con la asumción del compromiso contraído.
Lo que la masonería ofrece al individuo está condicionado, en forma directamente proporcional a lo que invierta en esfuerzo de estudio y aprendizaje.