lunes, 17 de octubre de 2011

Camino...

No hay cosa màs simple y sencilla que un camino. Los podemos encontrar largos, sofocanters, llenos de tropiezos, resbaladizos, empinados sobre abismos, o tortuosos, infestados de fieras y bandidos. Atestados de agentes. Repletos de baches...
Los podemos encontrar tambièn cortos, tibiamente soleados. Bordeados de suave musgo. LLanos. Con florecientes sembradìos aquì y allà...Umbrosos, frescos, seguros, como nada, bajo el ancho y benigno azul del cielo.
Pero la palabra camino, la cosa mas simple que hay, se usa tambièn en forma analògica-metafòrica para significar con ella, no ya el concepto espacial que apuntàbamos arriba, sino una actitud ante la vida. Asì su contenido significacional le daremos un corte moral o vocacional.
Un camino es una vía que se construye para transitar. Partiendo de este significado, el término puede referirse a algo físico y real (como una ruta por donde circulan los vehículos o un sendero que lleva desde un lugar hacia otro), o a una dirección espiritual y abstracta (“Quiero encontrar mi propio camino y ser feliz”).
Un camino, por lo tanto, también es un modo de comportamiento moral (“Debes seguir un camino recto y honesto”), un sentido que ha de seguirse para alcanzar un objetivo o llegar a algún lugar (“Sigue por ese camino y lo encontrarás”) y un medio para conseguir algo (“Es el mejor camino para lograr un ascenso”).
Un camino es un propòsito al que abrazo...Una decisiòn que tomo...Un riesgo de vida que opto correr...Camino es el comportamiento, la actitud, la acciòn. La mundanidad o la espiritualidad. La indiferencia o el fervor. La bondad, el perdòn o el odio.