jueves, 17 de marzo de 2011

¿Qué debe hacer el masón para reconocerse así mismo?


Yo me pregunto ¿Qué debe hacer el masón para reconocerse así mismo? Son acaso los signos, las marchas, los tocamientos o la palabra sagrada las que lo harán reconocerse a si mismo como tal, la verdad lo dudo. Pienso que para que el masón se reconozca a si mismo, debe de saber en primer lugar emplear sus herramientas, independientemente del grado que ostente, para poder luchar contra si mismo, para saber enfrentar a todas esas legiones de yoes interiores que viven dentro de su propia psique, a esas infinidades de egos, los cuales viven en vuestra mente.
Pero ¿porque digo independientemente de el grado que ostente? De que me serviría ostentar un altísimo grado filosófico si voy a seguir engordando y alimentando a mis egos, y sin conocerme jamás?, decir esto tal ves sea bueno o sea malo, pero pienso que todo aquel devoto sincero que aspira en realidad llegar a conocerse a si mismo y palpar las verdades eternas que se encuentran depositadas dentro de su interior, necesita indubitablemente luchar contra su propio dragón, contra sus demonios internos, contra su mente ególatra.
Aldo Lavagnini en su libro La Masonería Revelada Manual del Aprendiz dice:
La Masonería no se revela efectivamente sino a sus adeptos, a quienes se dan enteramente a ella, sin reservas mentales, para hacerse verdaderos masones, es decir, Obreros Iluminados de la Inteligencia Constructora del Universo, que debe manifestarse en su mente como Verdadera Luz que alumbra, desde un punto de vista superior, todos sus pensamientos, palabras y acciones.
Esto se consigue por medio de las pruebas que constituyen los medios con los cuales se hace manifiesto el potencial espiritual que duerme en estado latente en la vida rutinaria, las pruebas simbólicas iniciales y las pruebas posteriores del desaliento y de la decepción. Quien se deja vencer por éstas, así como aquel que ingresa en la Asociación con un espíritu superficial, no conocerá nada de lo que la Orden encierra bajo su forma y su ministerio exterior, no conocerá su propósito real y la oculta Fuerza Espiritual que interiormente la anima.
Su tesoro se halla escondido profundamente en la tierra: sólo excavando, o sea buscándolo por debajo de la apariencia, podemos encontrarlo. Quien pasa por la Institución como si fuera una sociedad cualquiera o un club profano, no puede conocerla; sólo permaneciendo en ella largamente, con fe inalterada, esforzándonos en hacernos verdaderos masones, y reconociendo el privilegio inherente a esta cualidad, se nos revelará su oculto tesoro.
En conclusión creo que el masón ante si mismo tiene la obligación de ser amable, justo, virtuoso y condescendiente, ser filantrópico, fiel, prudente, discreto, callar ante los profanos, buscar siempre la verdad, abrazar a la justicia y amar incondicionalmente a sus hermanos; pero para que todo esto suceda QQ:.HH:. necesita imperantemente conocerse profundamente a si mismo, para poder cumplir con sus deberes para con Dios, para con la sociedad y para consigo mismo.
¿Cómo? Apoyándose de vuestras herramientas de trabajo.
El mazo para que nunca claudiquemos y nos demos por vencidos en dominar los malos pensamientos, las bajas pasiones, los vicios y todas esas cosas indeseables que tan desgraciado hacen al individuo y por ende a su entorno social.
El cincel para que nos de el discernimiento y la comprensión creadora de lo que es bueno y lo que es malo con la finalidad de moldear con decisión a la voluntad.
La regla para que rija nuestra conducta y todos nuestros actos día a día con disciplina y orden.
Un reconocimiento constante que nos permita visitar nuestro mundo interior se reflejará en las acciones y vivencias diarias que permitirán que algunos HH:. y quizás muchos profanos os reconozcan como un hombre virtuoso.

R:.H:.Juan Martín Gómez Cano