viernes, 25 de febrero de 2011

LA MASONERÍA ENSEÑA A PENSAR


La Masonería procura inculcar en sus miembros el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, desarrollar en el corazón humano los sentimientos de abnegación y caridad, la tolerancia religiosa e ideológica, los deberes de la familia; tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad.
La Masonería es una escuela de vida, un organismo, una institución que enseña, por lo general, a los hombres a pensar libremente. Es decir, alejados de todo dogma.
Definir la masonería es difícil, pues se trata de explicar una manera particular de ser y entender la existencia pero que abarca todas las creencias e ideologías no totalitarias. Así, podemos decir que la Masonería es una alianza Universal basada en la fraternidad iniciática, que practica un método de crecimiento y educación personal a partir del simbolismo y los rituales de las antiguas hermandades de constructores de la Edad Media.
Iniciática, en el sentido de todo aquello que tiene virtualidad para transformar nuestra conciencia, para conmovernos y cambiar nuestras actitudes, para suscitar niveles de pensamiento más profundos que los habituales.
La masonería sólo aspira a enseñar a los hombres a pensar. Porque actuar y luchar es importante, pero, por sobre todo y mucho más en estas épocas, es más importante saber pensar. El hombre que es capaz de pensar, que adquirió la actitud de reflexionar, está emancipado de presiones políticas, filosóficas o religiosas y es capaz de formar su propio juicio de las cosas.
La masonería trata de conducir a sus miembros por los esquivos senderos de las inquietudes y pensamientos humanos. Plantea la antítesis entre lo dogmático y lo agnóstico. Analiza el ser, la evolución, las grandes incógnitas de la metafísica y va escudriñando las profundidades de las concepciones morales, sociales y éticas que tanto perturban y apasionan al espíritu humano.
La masonería es, ante todo, una institución ecléctica que aspira al perfeccionamiento del hombre, conociéndose a sí mismo, practicando el amor, luchando contra la naturaleza animal en la que predomina la codicia, el egoísmo, la ambición y la egolatría; para que, una vez convencido de esas virtudes y vencidos esos vicios, pueda proyectarse a sus semejantes, tratando de construir una sociedad en la que reine la confraternidad y se permita convivir en paz.