La fiesta de fin de año recuerda generalmente el fin de los ciclos solares; en casi todas las religiones se le asigna al sol el máximo poder y se lo relaciona con el Dios supremo. Nuestro calendario está regido por el ciclo solar y dividido en cuatro estaciones que van del 01 de enero al 31 de diciembre. Para los chinos el año comienza después de febrero y el pueblo judío lleva otra cuenta, ya que no coincide con el mismo calendario y tampoco toman como referencia el a.C. y d.C., es el “Rosh-hashanáh” y cae dentro del mes de septiembre o comienzo de octubre. En las Santas Escrituras comienza con la primavera, el mes de Nisán, o en otoño, el mes del Tisri.
Los fuegos artificiales que se lanzan en muchos lugares del mundo coincidiendo con el año nuevo provienen de los chinos –sus creadores-, y se utilizan para alejar a los malos espíritus, procurando el arribo de un año benigno y prometedor. Además debemos recordar que el fuego en muchas culturas antiguas y mitologías proviene directamente del sol y que fue utilizado por los celtas y otras culturas como elemento de sacrificio propiciatorio para alejar a todos los males.
La costumbre de las 12 uvas, de las 12 de de la noche del 31 de diciembre, se comen con las 12 campanadas. En otros lugares se comen doce cucharadas de lentejas, cada país o zona del mundo tiene distintos rituales. 12 fueron los discípulos de Jesús y los que se sentaron a la mesa en la última cena. La uva tiene un doble significado, de sacrificio y de fecundidad –vino rojo = sangre, significa el sacrificio; para otros simboliza la juventud y la vida eterna, así como la embriaguez sagrada (cantada por poetas griegos y persas) que permite al hombre participar fugazmente del modo de ser atribuido a los dioses.
Los alimentos que se consumen son un festejo para procurar un año venidero prometedor y recibir al nuevo Dios sol, Dios supremo, que muere y nace de nuevo sin perder su esencia, además era tenido en cuenta que lo mismo que se ofrece es lo que se recibe, cuando mayor es la cantidad de alimentos y más dulces sean éstos, mayor cantidad de alimentos se recibirán en el año venidero y más dulce se tornará éste. La creencia es que la forma en que se recibe el año nuevo y se despide al viejo es la forma en que se espera pasarlo.
Los celtas, según cuentan los romanos, solían fabricar un enorme muñeco con forma de hombre dentro del cual encerraban a sus enemigos (capturados en batalla) y les prendían fuego durante el solsticio de invierno, de esa forma rendían sacrificio al sol y pretendían alejar los males (representados por sus enemigos), esperando como reintegro un año venidero prospero y fructífero.
La muerte del año viejo y el inicio del nuevo significa una crisis cósmica que se resuelve, desde el punto de vista del rito, como una iniciación, donde lo viejo perece y deja paso a lo nuevo. Los ritos iniciáticos en las sociedades primitivas tienden a subrayar la muerte del hombre antiguo y el nacimiento del hombre nuevo.
Hoy 31 de diciembre, creo que es un día muy especial para todos nosotros, encontrándonos a horas de comenzar un nuevo año, por ello desde aquí quería agradecerles a todos los que nos han seguido a través del año y desearles lo mejor para la nueva etapa que se encuentra a punto de comenzar.
En forma personal siento que hoy es un día de reflexión o balance, de nuestras vivencias, que a través de los errores y los aciertos, nos permiten dar un paso más en el camino de nuestra evolución personal y que a partir de mañana, comenzaran a tomar forma los nuevos proyecto o metas que hayamos elegido para nuestro camino, por ello les deseo desde lo mas profundo de mi corazón lo mejor a todos, para esta nueva etapa.
Feliz Año 2011!!!