sábado, 27 de noviembre de 2010

Virtud y Verdad


¿Cómo debemos entender la Virtud?
Generosidad, de ánimo y bondad de vida. El hábito y disposición del alma para las acciones conformes a la Moral. Virtud moral, es el hábito que se adquiere independientemente de los preceptos de la ley, por solo la bondad de la operación y conformidad con la razón natural.
Para tejer coronas a la Virtud y cavar calabozos profundos al vicio, he aquí por qué se reúnen los buenos ciudadanos y a lo que dedican su trabajo.
La Virtud como prenda de suma perfección, es el prototipo ideal que persigue el buen ciudadano. Puede llamarse virtuoso el hombre que logra:
1.Vencer sus pasiones.
2.Dominarse a si mismo.
3.Ejercitar las buenas obras.
4.Librarse de preocupaciones.
5.Tener un carácter entero e independiente.
6.Practicar la abnegación y no desconocer el heroísmo que se necesita para practicar la Virtud en esta sociedad dominadora del vicio y la maldad.
¿Cómo comprendemos la Verdad?
Es la total conformidad de lo que se dice o expresa, con lo que interiormente se juzga o con lo que en si son las cosas. La conformidad de una cosa con la Razón, de tal suerte que convence y persuade a su creencia como cierta e infalible. La certidumbre de una cosa que se mantiene siempre la misma sin mutación alguna. La Mitología la hace hija de Júpiter o Saturno, según los latinos y como madre de la justicia y de la virtud. La representan desnuda, saliendo de un pozo y con un espejo en la mano y también vestida de blanco. El estudio y conocimiento de la naturaleza, conducen al conocimiento de la Verdad. La Verdad siempre es amarga para el que ha hecho de la mentira su arma de vida. La Verdad destruye muchos misterios religiosos que tienen en perpetua pena a sus adeptos. Ella nos demuestra que nacer, vivir y morir, son los tres principales hechos de la vida humana. Nos recuerda que el hombre ha nacido para morir, que al dar el primer paso en la vida, la naturaleza quiere que sea también el principio de su muerte, pues su ley inmutable exige que viva para reproducirse y morir.
Ella nos enseña que la idea que se siente en el corazón, que lo hace palpitar y vibrar en él, no se puede destruir con la punta de una espada, ni es posible ahogarla con mentiras. El buen acero se rompe, pero no se dobla. La Verdad es Dios, el Gran Arquitecto… Y contra Él se estrellan la hipocresía, la mentira, la maldad, las tinieblas y todas las supersticiones inventadas por los hombres explotadores de sus semejantes.

Q:.H:. Luis Umbert Santos
Tomado de la Revista “Luz Masónica”
Respetable Logia Simbólica Regeneradores. 1956.