jueves, 21 de octubre de 2010

LA RESPONSABILIDAD DE LOS MASONES CON SU LOGIA.*


Para quienes queremos a la Masonería, para aquellos que creemos que esta no es fuente de pasatiempos, para quienes apostamos por su opción espiritual que busca un cambio sustancial en la vida de las personas, abordar el tema programado para esta noche tiene la particularidad de lo cotidiano, de lo obvio y de lo inherente a la actividad de un masón. Desde luego, para quienes hemos persistido en ser masón, la relación responsable con la Logia a la que pertenecemos, es algo consustancial al ser masónico. Se es masón porque se trabaja en Logia, se es masón porque hemos sido iniciados en Logia, se es masón porque el proceso iniciático lo vivimos en Logia. La Logia es la que nos hace masones, y esa afirmación tiene todas las implicancias que se pueden desprender de ella. La Logia es nuestra casa espiritual. Solo a través de ella accedemos al proceso de cambio que la Iniciación nos prometió para nuestras vidas. Es la que nos cobija en su más amplio sentido, en una perspectiva fundada en el más sublime de los lazos que une a los hombres: la fraternidad. En ese contexto, resulta transparente para cualquier lógica aplicada, que seamos responsables con ella. Si ella es trascendente en nuestras vidas, debemos tener la capacidad de relacionarnos con nuestra Logia del modo más coherente posible, con los compromisos que devienen del valor que le asignamos.De este modo, cuando aparecen el tedio, la desidia, las inasistencias, las excusas, el negativismo, la indiferencia, etc. es señal inequívoca de que las responsabilidades se están diluyendo en el mar de la inconstancia. No debemos olvidar asumir una posición en la vida nos hace responsables de nuestros actos y de las consecuencias que ellos se desprenden. Ser masón es una posición en la vida que debemos manifestar en actos concretos, en conductas específicas. Vivimos una época particular que tiene modalidades culturales que se disocian de lo colectivo. Sin embargo, aún cuando el Iniciado debe trabajar individualmente, esculpiendo el modelo espiritual que hace su personalidad masónica, aún con su énfasis introvertido, responde a una comunidad de la cual es parte. Son los demás los que advierten y ponderan cual es nuestro calibre masónico, cual es la profundidad de nuestro proceso de cambios, como hemos avanzado en nuestro camino de perfeccionamiento. La Masonería pretende que seamos un componente decisivo en la construcción de las sociedades humanas, y toda forma de sociabilidad establece responsabilidades inherentes a su tipicidad. Como seres sociales, que hemos tenido el privilegio de la Iniciación, nuestras conductas deben estar, consecuentemente, marcadas por el sello de la responsabilidad a partir de nuestra comunidad logial y con nuestra comunidad logial.
La Logia es nuestra madre espiritual. Ella es quien nos consagra como iniciados. Nada somos masónicamente sin nuestra Logia. Entonces, las responsabilidades con la Logia son indisolubles con el ser masónico y con el proyecto humano que esperamos encarnar, y que nos convoca por el bien del Hombre y de la Humanidad.
R:.H:. Sebastian Jans Pérez
Gran Logia de Chile
*Resumido y editado del post del mismo nombre publicado en: