domingo, 28 de marzo de 2010

260º Aniversario del Natalicio del R:.H:. Francisco de Miranda


El 28 de marzo del año 1750, nació en Caracas, Sebastián Francisco de Miranda, un Venezolano Universal y quién vivió una de las más fascinantes vidas que la historia pueda registrar. General de ejércitos en 3 continentes, participó en la guerra de independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Independencia de Hispanoamérica.
Es reconocido como el padre de la Masonería Indoamericana
Desde muy niño recibió esmerada educación. Estuvo en la Academia de Santa Rosa y después en la Universidad. En 1771 viajó a España para completar sus estudios. Ingresó al ejército, donde obtuvo el grado de Capitán del Regimiento de Infantería de la Princesa. Sirvió en el norte de África, demostrando talento militar y extraordinario valor en la guerra contra los moros.
Estudioso y con facilidad para aprender idiomas, no tardó en hablar fluidamente inglés, francés y alemán. Después de algunas incidencias, en 1780 fue enviado a la guarnición de Cuba, como ayudante del coronel Cajigal. Destacó rápidamente por su excelente preparación militar y su afición a la lectura. Pero las intrigas y la envidia política le hicieron caer en desgracia. Lo acusaron por su actuación en Jamaica, donde dicen que pronunció discursos para incitar a la libertad de las colonias españolas.
Cargado de grillos, en 1782, fue enviado a la cárcel de La Habana. Pero su amigo el coronel Cajigal, no tardó en conseguir su liberación. De Cuba Miranda viajó a los Estados Unidos, donde gracias a su conocimiento del inglés y de sus ideas republicanas, hizo amistad con los generales Mario José Lafayette y George Washington, enrolándose después en el ejército americano para la guerra contra los ingleses.
Al quedar reconocida la independencia y soberanía de los Estados Unidos por el Imperio Británico, en virtud del Tratado firmado en 1783, Miranda poco después de haberse iniciado masónicamente en una logia de Filadelfia, preparó maletas para trasladarse a Europa.
En 1785, la presencia de Miranda en Londres fue resaltada por la prensa británica. Se lo presentó como infatigable campeón de la libertad. Su nombre adquirió prestigio. Frecuentaba los salones de la realeza y se codeaba con los más brillantes intelectuales.
Con ansias de glorias y deseoso de acumular experiencia y conocimientos, visitó Holanda, Alemania, Italia, Grecia, Francia, Dinamarca y Polonia. En 17871 Ilegó a San Petersburgo, la fastuosa ciudad de la nobleza rusa. Allí fue presentado a su Majestad Imperial, Catalina II.
El porte gallardo y los modales refinados del militar venezolano, llamaron la atención de la poderosa Catalina, quien se enamoró de él, llenándolo de halagos y condecoraciones.
Miranda vistió el uniforme de oficial del ejército zarista, disfrutó del esplendor de la corte y recibió el grado de Coronel del Ejército de Coraceros de San Petersburgo. Pero ávido de nuevas aventuras y con el deseo de organizar la lucha por la independencia de Venezuela, volvió a Londres en 1890. Sus gestiones para conseguir la ayuda de la Corona Británica, fueron infructuosas. El gobierno inglés debido al tratado firmado en el Escorial, evitaba a toda costa la posibilidad de un conflicto con España.
En 1892, Miranda viajó a Francia. Visitó a su amigo Petión, quien era Alcalde de Paris. Peleó en las filas del ejército de la revolución, donde obtuvo el grado de Mariscal de Campo. En la campaña contra Alemania sacó a relucir su gran pericia militar, consiguiendo para Francia sensacionales victorias. Pero los celos del general Charles Dumouriez, lo hicieron caer de nuevo en desgracia. Se salvó de la guillotina, gracias a su fuerza oratoria y a la lealtad de algunos amigos.
En 1798, regresó a Londres, donde fundó la logia la “Gran Reunión Americana”, Febrilmente trabajó para preparar la expedición libertadora de Venezuela. Dicen que sus ideas republicanas y parte de sus planes para la independencia de Venezuela y América Latina, las tomó de unos escritos del jesuita peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, quien antes de morir en Londres, dejó valiosa documentación en manos del Embajador de los Estados Unidos, el cual era amigo de Miranda. Miranda quedó fascinado con los escritos de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, a los cuales los hizo publicar en Londres, advirtiendo que mucho de lo que pensaba realizar estaba inspirado en los trabajos del jesuita peruano.
En 1805, Miranda viajó a los Estados Unidos, en busca de ayuda para su expedición militar de 1806, que culminó con su desembarco en la playa de la Vela de Coro, donde hizo ondear por primera vez a la bandera venezolana.
De regreso a Londres, siguió trabajando para conseguir la independencia de Venezuela. El 19 de julio de 1810, conoció a Simón Bolívar, con quien tuvo largas tertulias en la logia “Gran Reunión Americana”. Invitado por el joven caraqueño para trasladarse a Venezuela, el 10 de octubre de ese año enrumbó hacia La Guaira a bordo del barco “Avón”.
Cuando el 5 de julio de 1811 se firmó en Caracas el Acta de la Independencia, Miranda fue uno de los patriotas que estamparon su firma para sellar el nuevo destino de Venezuela.
Pero los realistas no tardaron en lanzarse al contraataque. Comenzó la guerra a muerte. El ejército español al mando del brigadier Juan Manuel Cajigal y del Capitán de Fragata Domingo Monteverde, se consolidaron en Barquisimeto, Valencia y San Carlos, avanzando peligrosamente hacia Caracas. Cercaron a Bolívar en Puerto Cabello y obligaron a Miranda a la capitulación el 25 de julio de 1812. Para salvar a Caracas de un baño de sangre, Miranda tuvo que acceder a las exigencias de Monteverde, según refirió después Pedro Gual.
Pero las familias mantuanas que nunca habrían simpatizado con Miranda, a quien calificaban de peligroso jacobino, complotaron contra él. Convencieron a Bolívar y a las oficiales jóvenes de que era un traidor. En vísperas de su regreso a Londres, fue apresado en La Guaira y entregado a las fuerzas de Monteverde.
Cargado de grillos, el padre de la masonería latinoamericana, fue encerrado en varias cárceles. Primero lo llevaron al Castillo de Puerto Cabello, luego a Puerto Rico y finalmente, a la Fortaleza de las Cuatro Torres del Arsenal de la Carraca, en Cádiz, España. Murió el 14 de julio de 1818. Sus restos se perdieron en un osario común. Pero su nombre pasó a la inmortalidad, como el Precursor de la Independencia y el Padre de la Masonería Indoamericana.