sábado, 27 de febrero de 2010

¿Como es la vida del Mason?


Oirás hablar de Moralidad, Tolerancia, Fraternidad.
Y hacemos juramentos de dar la vida por nuestros Hermanos, de respetar Normas y Leyes no escritas, de vivir “MASONICAMENTE” 24 horas del día, devoramos libros, escritos, trabajos, vamos a ingresar en esta supuesta carrera masónica. ¿Pero, estamos listos?. O solo es un poco de alimento para calmar la voraz glotonería de nuestro ego.
¿Qué mueve a un hombre, al cuál suponemos libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería? ¿Qué le mueve a buscarnos ?
He ahí la clave de lo que luego será la percepción que la sociedad tenga de la Masonería.
Pero vayamos por orden.
Para ello es necesario comenzar por definir a la Masonería
¡Que no es un club social ! Ni la correa de transmisión de ideas políticas, sean cuales estas fueren ¡Ni una asociación de ayudas mutuas! ¡Ni un sustitutivo de la religión! ¡Y, en ningún caso, un hobby!. Algunos piensan que es la posibilidad de ascender, o en la condición social, económica, política, o una manera excéntrica de ser diferente, de sonar interesante, misterioso, a las amistades.
Los enemigos de la Masonería, temerosos de que la verdad acabe con el poder que obtienen y mantienen a través de la explotación de la ignorancia y la superstición, por mediación de campañas de desinformación sobre el ser, fines y principios de la Masonería, unidas a las de calumnias, difamación e injurias sobre la Masonería y los propios masones, difundidas y mantenidas durante siglos a través de los poderosos medios que controlan, han hecho que nuestra Orden aparezca ante el mundo como una estructura oculta que mueve los hilos de la historia, y el poder por medios según cuentan nuestros detractores, apegados al ocultismo, al satanismo, a la corrupción y al mal.
Falacias con las que desde hace siglos se bombardea a diario a las almas cándidas, se han acercado a la Masonería todo tipo de aventureros que llegan buscando ese poder material que achacan a nuestra Orden quienes realmente lo ostentan. Está claro que a cuantos se hacen iniciar así motivados, no les mueve la Masonería ni sus ideales, sino las propias ambiciones personales y profanas. Son los que pretenden convertir a la Masonería en el soporte de sus carreras políticas, de sus negocios, de sus ambiciones materialistas. Son, también, los que dan autoridad a las campañas de desinformación, a las calumnias, a la difamación a la que está permanentemente sometida la Masonería y, con ella, los masones.
“Una mentira repetida mil veces nunca podrá convertirse en verdad”.
Hombres comunes con una idea equivocada de la Masonería; son los que la creen: una ONG, un sustituto de la religión, una simple vía para practicar la caridad, un sitio donde hacer amigos, un divertimento, una excusa para salir de casa, la alternativa al sillón del psiquiatra, etc. transformándose con ello en uno de los más graves canceres que padecemos.
Ser Masón en nuestros días es no pretender modernizar la Masonería, ni adaptarla a nuestras propias ideas; por enaltecer nuestro ego, y decir “YO LO HICE”, yo cambié un principio milenario, por el contrario, el autentico masón es Grande en la humildad y se conforma a las leyes de la Orden, a sus tradiciones, a sus usos y costumbres.
Ser Masón en nuestros días es no ambicionar grados, ni títulos, ni oficios, ni honores. El masón que lo es realmente cumple con su trabajo y si sus Hermanos consideran que debe realizar algún trabajo y que sus obligaciones serán otras, asume con humildad las nuevas responsabilidades que adquirirá en el desarrollo de la Obra.
Ser Masón en nuestros días es serlo las veinticuatro horas del día durante los trescientos sesenta y cinco días del año, trescientos sesenta y seis en los bisiestos.
Ser Masón en nuestros días es: enseñar con responsabilidad y generosidad si hay que hacerlo y si somos discípulos aprender con humildad, observando siempre el principio de escuchar, obedecer y callar.
Ser Masón en nuestros días es llevar a nuestra vida privada los principios y verdades que la Masonería enseña.
Ser Masón en nuestros días es considerar más allá de una obligación para con la Masonería, motivo de alegría y felicidad la asistencia a todas las instancias que representen la unión de las familias y los Hermanos. El autentico Masón falta sólo por causas realmente importantes.
Ser Masón en nuestros días es no perder ocasión de reunirse con los Hermanos, es decir, con los masones, a los que realmente se ama, considera y trata como a tales, y por los cuáles realmente daría la vida.
La Masonería no duda en cerrar sus puertas, a los que trasladan sus ambiciones, soberbia y vicios al ámbito de la Orden, contaminándola así con el mundo.
Luego de que has leído estas ideas sobre lo que es: “El ser Masón en nuestros días”, te pediría Querido Amigo que luego de la reflexión profunda que debes haber sobre este escrito, hagas un “mea culpa”, sobre lo que esperas de la Masonería, y si después de esta reflexión Querido Amigo, te das cuenta que la Masonería no es para ti, las puertas están cerradas, no las golpees aléjate con el mismo honor con el que golpeaste la primera vez. No nos hagas daño, que el daño te lo estás haciendo a ti mismo.
Pero si estas dispuesto a entregar tu vida por esta causa, y hacer de la Orden una forma de vida. Entonces nuestra vida, es tuya.

R:.H:. Miguel Angel de Foruria y Franco.