viernes, 7 de agosto de 2009

Hace dos años, Un 15 de Agosto*

¿Por qué Señor?
Señor, pocas veces escribí cartas o cosa parecida y las veces que lo hice no sabía a donde mandarlas, hoy te escribo después de un Gran Terremoto y espero que ésta llegue a tus manos y sobre todo a tu corazón, y me puedas entender.
Después del Terremoto le pregunté a mi padre donde está mi madre, donde están mis hermanos, donde están mis abuelos, donde está mi familia, donde está mi casa, donde están mis amigos, mis vecinos, por qué estamos en la calle, por qué se mueve tanto el piso, y él sólo me miraba y las lágrimas se le caían de sus grandes ojos, y me abrazaba fuertemente.
Estuve buscando a mi padre para dormir, y lo encontré arrodillado en el suelo, sobre los ladrillos de nuestras paredes y el techo de nuestra casa, que ya no está, donde escuché decir que están mi madre y mis hermanos, me acerqué silenciosamente para ver que hacía, se miraba las manos todas sucias por el polvo, luego levantó la vista hacia arriba, no sé que estaba buscando, yo sólo veía el cielo limpio de mi pueblo, empezó a llorar y a nombrar a mi madre, a mis hermanos y a mis abuelos; a mi madre le decía lo mucho que la quería y lo solo que se sentía; a mis hermanos, que acompañen a mi madre, que nunca la dejen sola y que siempre la quieran, a mis abuelos les agradecía por todo lo que le habían dado, luego habló de mí y la responsabilidad que tenía de que yo fuera mejor que él.
Hablaba con un Señor el cual yo no veía, pero le hablaba como si lo conociera de tiempo, como a un amigo de siempre, como a un hermano, le dijo: Señor, hoy quiero conversar contigo, en este momento de soledad, empezó agradeciéndole por lo mucho que le había dado, por los padres que le dio, por haber puesto en su camino a mi madre, por haber conocido a mis hermanos, por haberle dado otra oportunidad de vida, Señor, mi hijo no sabe lo de su madre, lo de sus hermanos, lo de sus abuelos y lo de toda nuestra familia, yo no sé como decírselo si sólo es un niño; por qué él tuvo que pasar todo esto, sólo tú lo sabes.
Después habló con un señor que le llamaba “Tierra”, parece que recién lo conocía por que le hablaba con respeto y con miedo, empezó diciéndole que su abuelo le decía siempre “cuando hagas algo, por muy pequeño que sea, hazlo bien” y luego le dijo llorando “hoy quisiste tumbar toda mi casa y no pudiste, quisiste quitarme toda mi familia y no pudiste, quisiste quitarme todos mis recuerdos y no podrás porque yo y mi hijo sabremos mantener el recuerdo de todos nuestros familiares, que hoy no están con nosotros, pero vivirán eternamente en nuestros corazones. Quisiste destruir todo nuestro pueblo y no podrás por que yo, mi hijo y todos los que nacieron, vivieron, trabajaron, pasaron, conocieron, supieron, nombraron nuestro pueblo, estaremos siempre alerta para que esto no suceda nunca jamás.
Señor, te quiero preguntar dónde están mis padres, mi esposa, mis hijos, mis familiares, la casa donde nací, la calle donde jugué, mis amigos, mis vecinos, mis recuerdos, mi identidad.
Luego me alejé silenciosamente, para que mi padre no notara mi presencia, y me fui a un rincón a llorar, cuidando de no caerme por todo lo que había en el piso, las cosas que fueron nuestras y hoy no nos pertenecen, todas destruidas bajo los escombros de nuestra casa, no sé que vamos a hacer, qué vamos a comer, pero tengo a mi padre que siempre me cuidará, por que la noche cubre la ciudad, pero vendrá un nuevo día de esperanza.
Pisco, 15 de Agosto del 2007

*(Minutos antes de las siete de la noche del 15 de agosto de 2007 un terremoto de 7.9 grados en la escala de Richter asoló la costa central peruana. El mayor temblor de los últimos 50 años dejó un rastro de 600 muertos, unos 300 desaparecidos y más de 100.000 afectados.
El fuerte sismo sacudió con especial virulencia la milenaria ciudad de Pisco (Ica). En apenas unos minutos, más del 70% de esta urbe colonial quedó convertida en ruinas. Sus habitantes se vieron obligados a dormir en las calles, impregnadas de un fuerte olor a muerte y destrucción).