martes, 11 de agosto de 2009

ENCONTRARSE Y… REEENCONTRARSE

“LA FELICIDAD DEBE SER AQUÍ Y… AHORA”

Reza un viejo adagio popular que para grandes problemas grandes soluciones. En estos tiempos, cuando pululan factores de presión psicológica, que afectan por igual nuestra vida actual como las expectativas de futuro, se hace vigente dicho apotegma. Nuestra mente, esencialmente especulativa, es susceptible de perturbación en proporción a nuestra debilidad o fortaleza espiritual. Tal vulnerabilidad personal nos ha acompañado desde que adquirimos raciocinio.
No nos es dada la vida hecha, como a los vegetales o los minerales, sino que debemos hacérnosla. Desde muy corta edad, nos corresponde decidir que haremos de nuestra vida y actuar en pro de objetivos definidos. A tales fines, requerimos abstraernos de cualquier expectativa negativa, encontrándonos con nosotros mismos; con lo que creemos y sentimos que somos, con lo que estimamos y esperamos de la vida, que con la ayuda del G:.A:.D:.U:. podemos alcanzar. Ese es el camino: encontrarse y reencontrarse cuantas veces fuere necesario en pro de lograr una vida buena.
No existe situación adversa que pueda vulnerar nuestra fuerza espiritual, heredada de Dios; esa es la herramienta más efectiva para el logro de nuestra estabilidad mental y física. En circunstancias de conflictos, perturbación y crisis como las actuales, encontrarnos con nosotros mismos, mirar hacia atrás sin amargura y adelante con optimismo, fortaleciendo principios y valores, son buenos compañeros durante todo el camino de esta vida.¿Qué viene una crisis financiera que podría afectar nuestra economía? Esperaremos serenos, tomaremos las previsiones necesarias que nos permitan evitarla o hacerla menos dañina; preocuparnos, atemorizarnos o lamentarnos no nos ayudará en nada.
¿Qué pueden generarse conflictos sociales? Eso siempre es posible, máxime en tiempos de cambio como los que estamos viviendo. Quienes se atemoricen perecerán, pero aquellos que los enfrenten con valentía, serenidad e inteligencia, sobrevivirán. Nosotros nos inscribiremos en el segundo grupo.
Todo lo que acontece tiene una razón, y normalmente responde a una ley de causalidad. Por eso, si la situación es inevitable nada podemos hacer, y preocuparse es esfuerzo perdido. Si existe solución nos ocuparemos de buscarla y… la encontraremos.
Fuimos hechos a la semejanza de Dios y dotados de todas las facultades para gobernar sobre esta tierra. Ese es nuestro destino y no permitiremos que elementos accidentales, temporales o circunstanciales nos lo arrebaten. Lucharemos con fe por defender nuestra maravillosa herencia.
Les invito a reencontrarse cada uno consigo mismo; a evaluar sus potenciales y múltiples posibilidades; a recordar todo lo andado y superado; a no permitir que nada, bajo ningun pretexto, les robe ese maravilloso hoy, con vaticinios de un futuro que es imprevisible e incierto y sobre el cual lo único que podemos hacer es realizar las cosas bien y ser felices… aquí y ahora.