Cuando tomamos la voluntaria decisión de ingresar en
la masonería, lo hicimos con la firme intensión de superarnos como personas y
con mucha expectativa nos cobijamos en el manto común de una nueva familia, una
parentela de selectos “nuevos hermanos”.
Ya en la iniciación hay definiciones que marcan la
forma de ser del masón. El ritual del Aprendiz nos dice : “Las condiciones que
exigimos para ser admitido entre nosotros son una sinceridad a toda prueba y
una perseverancia absoluta en los propósitos.”
Que importante esto que se menciona: Sinceridad a
toda prueba, perseverancia absoluta, cualidades exigidas para ingresar y tanto
más para permanecer.
Un masón que miente, aunque esté iniciado, no es
masón.
Un masón que no persevera en sus
propósitos es decir que se rinde frente a la adversidad, aunque esté
iniciado, no es masón.
Como iniciados que acabamos de conocer la Luz,
llegamos a trabajar en nuestras logias totalmente influenciados por un cúmulo
de experiencias adquiridas en el mundo profano, estos valores vienen cargados
de nuestros recuerdos y vivencias desde la niñez y juventud que han
sido parte de nuestro desarrollo cultural, psicológico y espiritual. Razón por
la cuál, nuestro carácter era fácilmente develado y nuestra actitud de recién adherido,
totalmente predecible.
Una vez que como aprendices pasamos del oscurantismo
de las tinieblas a la acción ritualística, empezamos a poner en práctica
nuestros principios y valores masónicos, e inevitablemente sentimos el inicio
de un extraordinario proceso de transformación en nuestras vidas. En la cual,
como aprendices, a través del desbaste de nuestra piedra, todavía muy
imperfecta, trabajamos nuestro templo interior en busca del constante
perfeccionamiento.
En el pasado, los Masones Operativos desarrollaron majestuosas
edificaciones, ya que tenían como misión principal la construcción. En la
actual modernidad, nuestra principal actividad dentro de la Masonería
Especulativa está orientada a la edificación de nuestro propio ser, a la
construcción de nuestro templo interior. Crear en nosotros grandes hombres.
Hombres de buenos valores y correcta actitud, actitud libre y de buenas
costumbres.
La parte filosófica en nuestra orden nos motiva a
buscar nuestra verdadera esencia, nos ayuda a encontrar la libertad del alma,
la libertad mental y por sobre todo nuestra paz interior. Las enseñanzas
masónicas tienen la suficiente influencia para hacer de la gente ordinaria,
personas extraordinarias, por que nos empuja a buscar un ideal sublime.
Cuando fusionamos los principios básicos de la
masonería con nuestras vidas, accedemos a una poderosa arma, LA ACTITUD.
La actitud es una reacción personal que actúa en
función de nuestros valores cognitivos, nuestras emociones y tendencias
conductuales. Una vez formada es muy difícil modificar nuestra actitud, ya que
viene cargada de nuestras creencias, convicciones y juicios, que se remiten a
nuestra familia de origen.
La psicología plantea que la actitud se forma desde
los primeros años de vida y se refuerza después, generalmente influenciada por
los grupos a los que debemos nuestra mayor simpatía.
De la misma forma que nuestro carácter es revelado a
través de nuestra actitud, también lo es una logia, esta refleja el compromiso
de sus miembros a través de sus trabajos en tenida y de sus acciones como
taller, se pondrá evidencia del egregor para que la actitud de sus
miembros esté en armonía con nuestros principios masónicos.
La actitud en una persona común puede convertirse en
una carga, pero la actitud en un masón esta reflejada en todas nuestras
acciones.
La actitud nos empuja a la acción, a la superación personal, a poner esfuerzo en el trabajo, a practicar el respeto y amor a los demás, a tener una actitud de servicio con el prójimo, a ser solidario y caritativo, a soñar en libertad, a hacer cosas extraordinarias, a hacer posible lo imposible.
La actitud nos empuja a la acción, a la superación personal, a poner esfuerzo en el trabajo, a practicar el respeto y amor a los demás, a tener una actitud de servicio con el prójimo, a ser solidario y caritativo, a soñar en libertad, a hacer cosas extraordinarias, a hacer posible lo imposible.
Ratifico que la masonería viene desarrollando en mi
actitud una positiva motivación . Y que a medida de que la ponga en
práctica y la desarrolle junto a ustedes correctamente dentro de nuestros
principios masónicos, podremos transformar positivamente nuestro entorno
profano, llevar felicidad a nuestras familias y fortalecer la cadena de unión
en nuestra Logia.
Quiero concluir esta plancha haciendo un compromiso
personal aquí en Logia abierta, e invitando a comprometerse a todos mis
hermanos aprendices, a mejorar día a día, dentro y fuera de nuestra logia,
aspirando en todo momento a seguir un ideal de perfección, que aunque por
experiencia propia estoy consciente de la dificultad que conlleva alcanzarlo,
mientras más nos aproximemos a ello mas satisfacción podremos tener del logro
obtenido, desbastando a golpes de cincel nuestras múltiples imperfecciones,
para que algún día seamos piedras cúbicas y podamos trascender a planos mas
elevados y poco a poco, avanzar en este camino de ascenso espiritual.
Todo esto para satisfacción nuestra, para beneficio
de nuestra Logia y a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo.
Lima 04 de agosto del 2011 e:.v:.
Q:.H:.Javier Gutierrez Uribe
A:.M:.