Aquí os pongo un brevísimo resumen
del diálogo Fedón, de Platón.
El Fedón es uno de los diálogos de
la época central de Platón, junto con El Banquete, Fedro, y La República. En él
se cuenta la última noche de Sócrates en la cárcel; a la mañana siguiente, al
amanecer debe beber la cicuta, y permiten que los amigos pasen con él hablando
esa última noche. Sorprende la serenidad de Sócrates frente a la falta de ella
de los amigos, que llegan a llorar al final, como Critón. Los temas que tratan
son la muerte, la filosofía la inmortalidad del alma y el dominio de las
pasiones como caminos de purificación.
Los personajes son Ecquécrates,
Fedón, Apolodoro, Cebes, Simmias, Critón, Jantipa (mujer de Sócrates) y el
Sirviente de los Once (el encargado de darle la cicuta a Sócrates).
El diálogo comienza cuando se
encuentran Ecquécrates y Fedón; éste último estuvo en la celda de Sócrates la
última noche y fue testigo de su muerte, y se lo relata a Ecquécrates. Fedón
destaca la serenidad y alegría que siente al haber podido participar de este
acontecimiento y de los pensamientos y las reflexiones que hizo el filósofo.
Relata que todos los amigos iban a visitarlo en prisión mientras duró la
condena y se ejecutó la sentencia. Ese último día también estaba la mujer de
Sócrates, Jantipa, a la que Sócrates echa, pues se pone a llorar y Sócrates
comienza diciendo que no es motivo de llanto la muerte, sino de alegría y
serenidad, pues está convencido de pasar a una situación mejor que la de la
vida terrena. Sócrates no es partidario del suicidio, puesto que hay que
esperar lo que la divinidad nos mande,
pero envidia a todo aquel que muere, ya que el filósofo desea liberarse
de la tortura del cuerpo.
Para Sócrates – y Platón – la
muerte es la liberación del alma que está aprisionada en el cuerpo, que es el
barro, lo temporal y la maldad. En la filosofía platónica el alma es inmortal,
y su lugar natural es hallarse alrededor del mundo de las Ideas, contemplando
estas verdades eternas e inmutables; el nacimiento supone una caída de esta
felicidad y quedar atrapado en la suciedad y el barro, y el alma, olvidando
todo lo que contempló queda “atontada”
en esta realidad, pero quiere liberarse. Esa liberación o purificación vendrá,
desde la filosofía platónica, por tres vías – que más tarde se expondrán en
este diálogo y los otros de madurez arriba citados – que son : AMOR, MUERTE Y
FILOSOFÍA. El cuerpo y lo material tiene en Platón un sentido tan negativo
porque introduce la temporalidad, y ésta significa destrucción, degeneración y
estar sometidos a las pasiones, que nos distraen de nuestro objetivo, que es
cultivar el alma para que pueda volver a “tener alas” y ascender de nuevo a la
contemplación de las Ideas o Formas Suprasensibles.
Sócrates, en el diálogo que nos
ocupa, afirma que el hombre que ha dedicado su vida a la filosofía no teme
morir, ya que muere con la esperanza de que “a partir de esta vida disfrutará
de goces sin fin”; la vida del filósofo es entendida así como una preparación
para la muerte.
La MUERTE es la separación del
cuerpo y el alma, y el filósofo no se preocupa en exceso del cuerpo y por gozar
las “voluptuosidades del cuerpo”, pues ello significa estar cerca de la muerte.
El cuerpo es entendido también como un obstáculo para la adquisición de la
ciencia, porque los sentidos nos llevan al error. El alma alcanza las verdades
universales, el verdadero conocimiento y la justicia a pesar de los sentidos,
superando los sentidos, que embrollan al alma y suponen un obstáculo para
alcanzar su objetivo. El cuerpo demuestra también Sócrates que es malo, pues
intentar contentarlo, darle cosas materiales y placeres es el origen de guerras
y combates. Por todo ello, demuestra Sócrates que LA MUERTE ES UNA PURIFICACIÓN
DEL ALMA, Y COMO TAL LA DESEA. Es así que esta purificación es la tarea de la
vida del filósofo, y sería una contradicción intentar regirla en le momento que
llega, pues demostraría que sólo se interesa por el cuerpo y no por el alma.
“La verdadera virtud es la purificación de toda clase de pasiones”.
Interviene entonces Cebes,
apostillando que el miedo a la muerte viene de pensar que el alma se disgrega y
desaparece al morir. Responde Sócrates con una demostración acerca DE LA
NATURALEZA DEL ALMA: El alma permanece en algún lugar tras la muerte del
cuerpo, y preparándose para otras reencarnaciones; el alma contempla las Ideas
mientras está ahí, y por ello, cuando llega al mundo de los sentidos es capaz,
con las técnicas y el control adecuado, de RECORDAR lo que ya vio en el mundo
de las Ideas; por ello EL CONOCIMIENTO ES SOLO REMINISCENCIA, recuerdo de lo
que el alma ya había visto, y no conocimiento nuevo, construido y adquirido en
la vida sensible. Sócrates demuestra la inmortalidad del alma de esta manera:
si sabemos interrogar a alguien, llegaremos a descubrir las verdades escondidas
dentro de su alma. Sócrates lo ilustra con la idea de igualdad, que no
aprendemos por la experiencia, y por ello, no queda más que admitir que es algo
que ya está en nuestra alma previamente. Lo que sucede es que al nacer y
contaminarnos de materia, olvidamos tales conocimientos.
Las cosas sensibles desaparecen;
las Ideas o esencias permanecen. El hombre es cuerpo y alma en una misma
realidad ( a esta afirmación se la conoce como DUALISMO ANTROPOLÓGICO). Cuando
ambos están unidos el alma manda sobre el cuerpo; luego el cuerpo se disuelve y
el alma continúa existiendo.
La SABIDURÍA es una preparación
para la muerte, para ver las cosas divinas, y solo alcanzará ese visión cuando
se haya liberado del cuerpo; el que se deje guiar por él, se reencarnará en
algo peor (“cuerpos de asnos o algo semejante”). Los filósofos renuncian a los
placeres de del cuerpo y a los honores. El alma del filósofo sale de la
oscuridad de los sentidos para acercarse al mundo inteligible.
Sócrates habla de los cisnes,
animales de Apolo y adivinatorios; según él, cantan cuando contemplan las
excelencias del mundo divino.
Simmias le dice a Sócrates que no
considera suficientes las pruebas que ha dado sobre la inmortalidad del alma:
si el cuerpo es armónico, a esa armonía se puede llamar alma, y no está en
ningún lado; por ello, al romperse el cuerpo, aquella desaparece.Cebes
continúa: si el alma transmigra de un cuerpo a otro, ¿no se estropea de tanto
pasar? Sócrates responde: ¿está todos de acuerdo en que el conocimiento es
reminiscencia? Si es así, la idea de armonía es previa a la armonía sensible,
producida por el cuerpo (su argumento anti inmortalidad). Pero esa armonía la
produce el alma al someter al cuerpo.
Sócrates contesta a Cebes. Cebes se
había referido al alma en la METEMPSÍCOSIS o transformación, temiendo que ésta
se estropease. A ello le contesta Sócrates que al conocimiento de las verdades
no se llega por el conocimiento sensible, pero que el camino a seguir es largo
y podemos quedar cegados por las verdades que alcanzaremos. Sócrates comenzará
la demostración de que “existe algo bueno, bello y grande por sí mismo”. Si existe la belleza es porque participa de
la Belleza, no porque la compongan los ojos y los nervios; existe la idea, y lo
demás participa de ella. Y esas Ideas no nacen ni perecen; de ellas nace lo sensible.
Lo que hace vivir al cuerpo es el alma, que es el alma, que es inmortal, pues
no admite lo contrario a ella, que es la muerte. Por ello hay una tarea ética:
cuidar del alma apartándola de las pasiones, alimentándola de templanza y
pureza. Este es el camino de la purificación, y por ello acepta con serenidad
cuando llega el Sirviente de los Once a darle la cicuta. Sócrates acepta las
indicaciones que el carcelero le da para tomar adecuadamente el veneno, se
despide de sus amigos, toma el veneno y muere tranquilamente, no sin antes
recordar a Critón que lleve a Asclepio el gallo que le tenía prometido.
http://laperla-whynot.blogspot.pe/2013/10/breve-resumen-del-fedon-de-platon.html