Sin duda alguna quienes nos
iniciamos en esta venerable orden, lo hacemos en su gran mayoría impulsados por
un llamado interior a elevar nuestra espiritualidad a niveles más sublimes,
pasamos por un proceso trascendental de iniciación y se nos entrega un conocimiento
encriptado en un sinfín de alegorías y símbolos que en el camino tenemos que
descifrar y poner en práctica su contenido.
Pero cuántos de nosotros
honestamente nos medimos a un trabajo espiritual conciente, cuantos de nosotros
una vez iniciados y colocados en las puertas del umbral del conocimiento
aprovechamos esa oportunidad e iniciamos el camino de la transformación interna
base fundamental de la masonería. Creo que debemos reflexionar sobre ello
profundamente y recordar una vez más que visitando el interior de la tierra y
rectificando encontraremos la piedra
oculta.
El camino iniciático es muy
empinado y pedregoso, son muchos los obstáculos y por eso se dicen que son
muchos los llamados pero muy pocos los elegidos, la tarea debe partir de cada
uno de nosotros en aceptar nuestros errores, reflexionar sobre los vicios
físicos y materiales y emprender la lucha para iniciar el proceso de
transformación interna de una vez por todas.
El desarrollo espiritual o lo
avanzado de nuestro templo interior no se mide por grados ni por posiciones
dentro del estamento masónico sino que se mide por el ejemplo que demos en la
sociedad y nuestro comportamiento y trato con nuestros semejantes.
La ética y el comportamiento del
masón deben ser adecuada a un hombre que se encuentra en un proceso de estudio
de sí mismo y que desea elevar su espíritu a niveles más altos y de ninguna
forma debe estar atada a vicios terrenales que entorpecen y truncan el sendero
una y otra vez. Es necesario entender que debemos ser prácticos en la
aplicación del conocimiento masónico y no dejarlo engavetado en el
subconsciente y seguir la vida profana como si la masonería y sus logias fueran
especies de clubs sociales para tertuliar y fraternizar y tomar la iniciación como un
hecho virtual o una simple dramatización que no vincule al iniciado de ninguna
forma con el verdadero camino de la redención espiritual.
La masonería moderna reclama dejar
a un lado el contexto especulativo del conocimiento y emprender con
herramientas en mano la operatividad en nuestro proceso de crecimiento dentro
de la institución, hoy más que nunca es necesario cavar los calabozos a los
vicios y elevar templos a las virtudes y enseñar con una conducta a la altura de las circunstancias que
somos masones y convertirnos en críticos de las conductas que dañen o alejen la
esencia pura de la institución, en fin ser defensores de la herencia de un
conocimiento transcendental que muchas veces pisoteamos sin darnos cuenta de
ello.
El error de desviarnos de la
masonería primigenia muchas veces nos hace caer en la apatía y la falta de
compromiso olvidando nuestro juramento y muchas veces desviando nuestro camino
por ser masones teóricos cayendo en múltiples errores que causan un
estancamiento y abofetean la institución, mostrando una cara equivocada y
confundiendo a quienes se han iniciado buscando otros elementos más elevados
alejados de las miserias profanas.
Para observar una ética y un comportamiento masónico cónsono con los principios y preceptos de la
orden, se requiere, alto desarrollo espiritual, una vida de constante humildad,
mucha auto- observación y sobre todo servicio a nuestros semejantes, procurando
siempre ayudar y enseñar cuanto podamos, en adelante seamos mas prácticantes de todo aquello que profesamos de forma que se vallan develando en el camino y por nada del mundo, retraigamos el
conocimiento ni seamos obstáculo para que otros avancen en su búsqueda.
Josher Gonzalez M:.M::