jueves, 8 de marzo de 2012

La envidia

"A menudo el odio y la envidia se disfrazan con una careta sonriente y la lengua se expresa en un tono amistoso, mientras que el corazón está lleno de hiel". Solón 638 a de C
La envidia es un fenómeno psicológico muy común (mucho mas de lo que algunos creen) que hace sufrir enormemente a muchas personas, tanto a los propios envidiosos como a sus víctimas. Puede ser explícita y transparente, o formar parte de la psicodinámica de algunos síntomas neuróticos. En cualquier caso, la envidia es un sentimiento de frustración insoportable ante algún bien de otra persona, a la que por ello se desea inconscientemente dañar. ¿Por qué?
El envidioso es un personaje insatisfecho (ya sea por inmadurez, represión, frustración, etc.) que, a menudo, no sabe que lo es. Por ello siente consciente o inconscientemente mucho rencor contra las personas que poseen algo (dinero, trabajo, éxito, poder, libertad, amor, personalidad, experiencia, felicidad, etc.) que él también desearía pero no puede o no quiere desarrollar. Así, en vez de aceptar sus carencias o percatarse de sus deseos y facultades y darles curso, y por ende enfrentar esas carencias y tratar de superarse, el envidioso odia y desearía destruir a toda persona que, como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es, en otras palabras, la ira vengadora del impotente que, en vez de luchar por sus anhelos, prefiere eliminar la competencia. Por eso la envidia es una defensa típica de las personas más débiles, acomplejadas o fracasadas.
Dicho sentimiento forma parte también de ese rasgo humano, el narcisismo, desde el que el sujeto experimenta un ansia infatigable de destacar, ser el centro de la atención, ganar, quedar por encima de otros, ser el "más" y el "mejor" en toda circunstancia y momento. Debido a ello, muchas personas se sienten continuamente amenazadas y angustiadas por los éxitos, la vida y la felicidad de los demás, y viven en perpetua competencia contra todo el mundo, atormentadas sin descanso por la envidia. No es ya sólo que los demás tengan cosas que ellas desean: ¡es que las desean precisamente porque los demás las tienen! Es decir, para no sentirse menos o "quedarse atrás". Este sufrimiento condiciona su personalidad, su estilo de vida y hasta su felicidad interior. Las formas de expresión de la envidia son muy numerosas: críticas, ofensas, dominación, rechazo, difamación, agresiones, rivalidad, venganzas... A escala individual, la envidia suele formar parte de muchos trastornos psicológicos y de personalidad (p.ej., algunas ansiedades, trastornos obsesivos, depresión, agresividad, falta de autoestima...).
En suma, cuanto más emocionalmente débil, insatisfecha o narcisista es una persona, tanto más envidiará a la gente que posea lo que a ella le falta. La envidia sólo se cura concientizando y resolviendo las propias carencias y facultades, a través de un proceso de crecimiento emocional continuo y permanente. La persona madura no envidia a nadie.

Dr. JOSÉ LUIS CANO GIL
Psicoterapeuta clínico