viernes, 19 de agosto de 2011

ELÉVATE Y CAMBIARÁS AL MUNDO

Vemos poco, porque miramos mal. Desde abajo hacia arriba, el panorama es incompleto. Si sólo pisamos la Tierra y miramos para abajo, el universo nos queda lejos. Nos falta perspectiva. Pero si empezamos a elevarnos, veremos un radio mayor al que creíamos era nuestro pequeño destino sobre el planeta. Se amplía el horizonte. El hombre que cambia modifica al entorno y cambia al mundo. Y cambiar no significa, en todos los casos, desechar todo, y quedarse vacío. Podemos conservar lo bello, noble y sano que, en algún lugar de nuestro interior, clama por salir a la luz. No nos contentemos con lo que vemos con nuestros ojos físicos. Esa es la imagen falsa que nos hace creer en la desgracia, en la impotencia, en que todo ya está predestinado. Cuando nos quitamos de la costumbre, de la inacción y empezamos un camino ascendente interno, el paisaje es distinto. Aparecen soles nuevos, días límpidos, frescos arroyos. Y nos preguntaremos ¿cómo no los vi antes? Es muy simple. Vivíamos dormidos, anestesiados por las rutinas, por la tonta idea de cumplir sólo con las obligaciones mundanas, que alguien nos hizo creer que era el deber. Lo que no nos dijeron, es que podíamos cambiar para liberarnos, para recuperar nuestras esencias espirituales. Nunca olvidemos que somos dueños de nuestros destinos. Sólo nos duele lo que no evitamos por nuestra ignorancia. El conocimiento no basta. Hay que nutrir el cerebro, pero purificar el alma. Es muy distinto. Quitarle lastre, la capa pesada y oscura que la hace desfallecer. En suma, elévate y cambiarás al mundo. Tu mundo no es el que elijan los otros para ellos o para ti. Se dueño de toda la maravilla que significa la liberación. Capaz de equivocarte, no inmovilizado por miedo al error. Yo te aseguro que verás un amanecer distinto, lleno de vida nueva. Y no es una metáfora poética. Es un regalo de la Existencia, que espera por ti. No te lo pierdas.