"La naturaleza le ha dado al hombre una sola lengua y dos oidos, para que pueda escuchar el doble de lo que habla" (Epícteto, filosofo griego)
Muchas veces no dejamos que los demás hablen tranquilamente y nos oponemos agresivamente a cualquier cosa que estos digan. Aprender a escuchar a las otras personas, por más que no estemos de acuerdo con lo que ellos dicen, tiene que ser una de las cuestiones básicas de nuestro desenvolvimiento masónico cotidiano.
Consejos útiles para escuchar a los que lo necesitan:
Lo mejor es ingresar en silencio al mundo privado del otro y dejarlo que sea él mismo.
NO estamos escuchando cuando:
* Decimos que entendemos una situación aunque nunca la hayamos vivido.
* Decimos tener una respuesta para el problema sin dejar que la otra persona termine de expresarlo.
* Interrumpimos a la otra persona antes de que termine de hablar o le completamos sus oraciones.
* Estamos impacientes por tener la palabra nosotros en vez de dejar hablar al otro.
* Contamos nuestra experiencia con lujo de detalles, haciendo que la otra persona sienta que su problema no tiene importancia.
* Hablamos al mismo tiempo con más de una persona.
* Rechazamos el agradecimiento de la otra persona afirmando que no hicimos nada para merecerlo.
ESTAMOS escuchando cuando:
* Realmente tratamos de entender lo que dice la otra persona, aunque se exprese con dificultad e hilvanando frases que parecen no tener demasiado sentido.
* Entendemos el punto de vista del otro aún cuando vaya en contra de nuestras más sinceras convicciones.
* Nos damos cuenta de que el tiempo que le dedicamos a los problemas del otro nos ha desgastado también a nosotros.
* Dejamos que el otro tome sus propias decisiones con dignidad, aún cuando pensemos que puede estar equivocado.
* No le sacamos el problema de las espaldas a la otra persona, pero sí la dejamos que lo resuelva de la manera que prefiera.
* No le ofrecemos un consuelo a la otra persona porque nos damos cuenta que no está lista o no es eso lo que busca.
* Le damos a la otra persona el espacio suficiente para que se dé cuenta por sí misma qué es lo que anda mal.
* Aceptamos la gratitud de la otra persona y le decimos cuánto bien nos hace saber que la pudimos ayudar cuando lo necesitaba.
Lo mejor es ingresar en silencio al mundo privado del otro y dejarlo que sea él mismo.
NO estamos escuchando cuando:
* Decimos que entendemos una situación aunque nunca la hayamos vivido.
* Decimos tener una respuesta para el problema sin dejar que la otra persona termine de expresarlo.
* Interrumpimos a la otra persona antes de que termine de hablar o le completamos sus oraciones.
* Estamos impacientes por tener la palabra nosotros en vez de dejar hablar al otro.
* Contamos nuestra experiencia con lujo de detalles, haciendo que la otra persona sienta que su problema no tiene importancia.
* Hablamos al mismo tiempo con más de una persona.
* Rechazamos el agradecimiento de la otra persona afirmando que no hicimos nada para merecerlo.
ESTAMOS escuchando cuando:
* Realmente tratamos de entender lo que dice la otra persona, aunque se exprese con dificultad e hilvanando frases que parecen no tener demasiado sentido.
* Entendemos el punto de vista del otro aún cuando vaya en contra de nuestras más sinceras convicciones.
* Nos damos cuenta de que el tiempo que le dedicamos a los problemas del otro nos ha desgastado también a nosotros.
* Dejamos que el otro tome sus propias decisiones con dignidad, aún cuando pensemos que puede estar equivocado.
* No le sacamos el problema de las espaldas a la otra persona, pero sí la dejamos que lo resuelva de la manera que prefiera.
* No le ofrecemos un consuelo a la otra persona porque nos damos cuenta que no está lista o no es eso lo que busca.
* Le damos a la otra persona el espacio suficiente para que se dé cuenta por sí misma qué es lo que anda mal.
* Aceptamos la gratitud de la otra persona y le decimos cuánto bien nos hace saber que la pudimos ayudar cuando lo necesitaba.