Debo admitir que cuando elegí este tema, pensé que encontraría fecha de batallas, guerras famosas, incluso traté de visualizar partes de una de mis películas favoritas: “Corazón Valiente”, y pude recordar cómo se estremeció mi cuerpo al escuchar la palabra LIBERTAD como grito de guerra; solo imaginar vivir la esclavitud y sentir la opresión y la injusticia, me hizo pensar que “tal ves puedan atar mi manos, pero jamás mi mente, mucho menos mis pensamientos”.
Fue aquí donde mi trabajo dio un giro, pues comprendí la importancia que tiene dar libertad a nuestros pensamientos, que no solamente existe la esclavitud física, sino la esclavitud de pensamiento.
La tendencia a ser libres es una constante en la naturaleza humana, por lo que es fácil imaginar que desde la antigüedad existió la necesidad de crear y establecer normas para lograr la convivencia del ser humano entre si.
Uno de los principales lineamientos pudo haber sido que “los derechos de uno, terminan donde empiezan los del otro”, esto es básicamente la tolerancia, la cual nos dice que NO podemos obligar a los demás a que piensen o actúen como nosotros, dicho de otro modo: al respetar la libertad de los demás, estamos ejerciendo la tolerancia.
Un buen ejemplo de este respeto a la libertad de los demás, se ejemplifica con una frase de Voltaire: “Puedo no estar de acuerdo con lo que usted diga, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”.
La libertad es el ejercicio de nuestro libre albedrío, y puede ser coartada por el autoritarismo, la prepotencia y la arbitrariedad de algunos individuos o Gobiernos que se aprovechan de tener poder político o económico, para influir en nosotros y en contra de nuestra voluntad.
El libre albedrío, se puede interpretar como la libertad del ser humano, libertad para decidir sus acciones, hacer uso del razonamiento, a través del cual se conoce lo más conveniente.
El libre albedrío es un Don natural, un regalo del G.·.A.·.D.·.U.·., para poder elegir nuestras propias decisiones; aunque tampoco podemos dejar a un lado la influencia que Dios ejerce sobre nosotros, y el objetivo principal de nuestras vidas, que él mismo nos ha encomendado.
Tenemos como herramientas el juicio, la conciencia, la reflexión y la razón; que debemos aprender a utilizar para vencer a nuestros propios instintos, deseos y automatismo.
El libre albedrío es el “diálogo interno”, es la capacidad de tomar decisiones y actuar con conocimiento de causa. En esencia es la autonomía y autodeterminación del ser humano.
El liberalismo explica que la actitud contemplativa es nefasta, no hacer nada, cruzarnos de brazos y permitir que se abuse de los demás, o se le niegue la libertad de pensamiento a nuestros hermanos, es hacernos cómplices de estos actos. La historia muestra a liberales que por sus conocimientos y acciones se han convertido en héroes de su tiempo; porque con su determinación marcaron el rumbo de la sociedad y de la humanidad.
Un liberal sabe lo que quiere, conoce el camino y comprende que debe recorrerlo.
Fue aquí donde mi trabajo dio un giro, pues comprendí la importancia que tiene dar libertad a nuestros pensamientos, que no solamente existe la esclavitud física, sino la esclavitud de pensamiento.
La tendencia a ser libres es una constante en la naturaleza humana, por lo que es fácil imaginar que desde la antigüedad existió la necesidad de crear y establecer normas para lograr la convivencia del ser humano entre si.
Uno de los principales lineamientos pudo haber sido que “los derechos de uno, terminan donde empiezan los del otro”, esto es básicamente la tolerancia, la cual nos dice que NO podemos obligar a los demás a que piensen o actúen como nosotros, dicho de otro modo: al respetar la libertad de los demás, estamos ejerciendo la tolerancia.
Un buen ejemplo de este respeto a la libertad de los demás, se ejemplifica con una frase de Voltaire: “Puedo no estar de acuerdo con lo que usted diga, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”.
La libertad es el ejercicio de nuestro libre albedrío, y puede ser coartada por el autoritarismo, la prepotencia y la arbitrariedad de algunos individuos o Gobiernos que se aprovechan de tener poder político o económico, para influir en nosotros y en contra de nuestra voluntad.
El libre albedrío, se puede interpretar como la libertad del ser humano, libertad para decidir sus acciones, hacer uso del razonamiento, a través del cual se conoce lo más conveniente.
El libre albedrío es un Don natural, un regalo del G.·.A.·.D.·.U.·., para poder elegir nuestras propias decisiones; aunque tampoco podemos dejar a un lado la influencia que Dios ejerce sobre nosotros, y el objetivo principal de nuestras vidas, que él mismo nos ha encomendado.
Tenemos como herramientas el juicio, la conciencia, la reflexión y la razón; que debemos aprender a utilizar para vencer a nuestros propios instintos, deseos y automatismo.
El libre albedrío es el “diálogo interno”, es la capacidad de tomar decisiones y actuar con conocimiento de causa. En esencia es la autonomía y autodeterminación del ser humano.
El liberalismo explica que la actitud contemplativa es nefasta, no hacer nada, cruzarnos de brazos y permitir que se abuse de los demás, o se le niegue la libertad de pensamiento a nuestros hermanos, es hacernos cómplices de estos actos. La historia muestra a liberales que por sus conocimientos y acciones se han convertido en héroes de su tiempo; porque con su determinación marcaron el rumbo de la sociedad y de la humanidad.
Un liberal sabe lo que quiere, conoce el camino y comprende que debe recorrerlo.
A.·. M.·. Alfonso Adame Balderas
Resp.·. Log.·. Simb.·. Arq. Armando López Pompa N° 75
Vall:. de Tamaulipas, México.