Las
tres luces
Los antiguos masones hacían descansar su obra
sobre tres grandes pilares llamados: Sabiduría, Fuerza y Belleza; en honor de
antiguos dioses, a los que los fabricantes de imágenes de la Edad Media han
consagrado tres de las 22 composiciones alegóricas del Tarot.
El Venerable Maestro, el Primer Vigilante y el
Segundo Vigilante son las columnas que sostienen la Logia.
Las tres grandes columnas de una logia personifican
distintos aspectos, facultades y actividades de nuestro “Ser” o del Universo.
Cada uno tiene un significado psicológico, y a través de su actuación podemos
ver cómo funciona el mecanismo de la Conciencia en el Ser. Según el dicho “Como
es arriba es abajo”, este “ser” personificado en la
logia en miniatura, donde vemos funcionando
la trilogía: Protón, Neutrón y Electrón.
En Dios
vemos, asimismo, la Trilogía: Padre, Hijo y Materia, entre estos dos extremos
está el ser humano con la Trilogía: Espíritu, Alma y Cuerpo. Aun en
nuestro cuerpo o personalidad, vemos actuando también la trilogía compuesta por
los cuerpos mental, emocional y físico.
Esas trilogías se hallan sintetizadas en una
logia, por tres grandes dignidades, que son: el Venerable Maestro, el Primer
Vigilante y el Segundo Vigilante, que son las columnas que sostienen la Logia.
La Sabiduría, la Fuerza y la Belleza (o sea,
la Omnisciencia, la Omnipotencia y la Omnipresencia del G.·.A.·.D.·.U.·.),
patentizadas como Principios de Verdad, están ubicadas al Oriente, al Occidente
y al Sur respectivamente, en donde se manifiestan las tres cualidades. La
actuación de cada una de estas dignidades, para la interpretación que
corresponda al “Ser” que deseamos considerar, se establece en el drama de la
ascendencia y descendencia del hombre. Aquí estamos tomando a la Logia como una
representación suya y a las tres personalidades principales, como
personificaciones de la actividad de su Espíritu (que denomina el Ser Supremo),
su Alma mediadora (su Ser Superior) y su cuerpo, o sea, su personalidad (que
denominamos el Ser Inferior), sin olvidar por un momento que él es una imagen
del G.·.A.·.D.·.U.·. en todos sus detalles.
El drama que se desarrolla en cada
tenida por el espíritu, el alma y la personalidad en acción funcionan en nuestra
etapa evolutiva, denominada en Masonería, “grado de aprendiz”, en la siguiente
forma: el Venerable Maestro, es aquel hermano de sólida reputación y
reconocida autoridad adquirida por la madurez de su juicio, por su saber y
grandes virtudes, es el que ilumina a los hermanos con la luz de su sabiduría;
personifica la divinidad, el espíritu y el poder divino. Se halla situado en el
lugar más elevado de la logia, representando así nuestro ser supremo. Su imagen
es la expresión de la Voluntad espiritual y se manifiesta a través de la mente
Superior.
El Primer Vigilante como Alma,
personifica al “Hijo” o sea, la síntesis o relación entre el Espíritu y
Materia, no es ni lo uno ni lo otro. Es, por tanto, el mediador entre los dos
opuestos (Espíritu y Materia). Expresa la Fuerza en acción y su característica
predominante es el Amor ilimitado u horizontal, distinguiéndose por su acción y
equilibrio. Esto se halla simbolizado por el Nivel, que lleva como distintivo,
durante los trabajos en Logia. Por hallarse con la vista dirigida hacia el
Oriente, puede desde su ubicación ver claramente el Plan, es por este motivo,
el constructor en nosotros. Refleja al 2do. Vig.·. la luz que le llega del
Oriente.
El Segundo Vigilante personifica la
personalidad o el aspecto material del Ser. Constituye el instrumento a través
del cual se expresa al Ser Supremo en nosotros, y lleva a cabo su obra de
construcción espiritual del Templo. Reúne a los Obreros, o sea, a sus
instrumentos, para que revelen a través de sus obras la belleza divina. Su
cualidad distintiva es la inteligencia o luz mental. Se distingue por su acción
en un sentido vertical, en contraste con la actitud horizontal del Alma. Por
esto su distintivo en Logia es la plomada, la cual a su vez en su carácter de
péndulo, indica lo temporal de su existencia. En el cruce de ambos en punto
elevado de síntesis, como es de esperarse, se halla el primer objetivo de la
personalidad, el cual requiere su fusión con el Alma. Esto se confirma en la
Escuadra que lleva el V.·.M.·.; que simboliza al hombre, pues es una
combinación del Nivel y la Plomada; de lo vertical y lo horizontal de la vida.
En el taller es costumbre que cerca del V.·.M.·. se
encuentre la estatua de Minerva, que simboliza la Fuerza, y cerca del 2do. Vig.·. la
estatua de Venus, que expresa la belleza.
Las
Tres Grandes Luces de la Francmasonería
En la parte céntrica del Valle del Templo de la
Logia está ubicado el Ara. A su alrededor hay tres luces. Sobre el Ara se
encuentra un tapiz y sobre éste se coloca la Biblia o Volumen de la Ley
Sagrada, la Escuadra y el Compás. Las que se denominan “Tres Grandes Luces de
la Francmasonería.” Estas Grandes Luces se encuentran bajo el brillo de la
refulgente Estrella de David o Sello de Salomón, cuya significado interpreta el
masón Goethe diciendo: “Para empezar y conducir: Compás, Plomo y Nivel”.
Todo se entorpece y paraliza en las manos, si la Estrella no ilumina el
día.
Venerable Maestro, es aquel hermano de sólida
reputación y reconocida autoridad adquirida por la madurez de su juicio,
personifica la divinidad, el espíritu y el poder divino.
La Biblia o Volumen de la Ley Sagrada es: “La
Luz sobre nosotros”, no como autoridad dogmática, sino como expresión de fe en
una ordenación moral del mundo. La Escuadra es “La Luz en nosotros”. El símbolo
del derecho y del Deber, de la acción moral. El Compás es “La Luz
alrededor de nosotros”, el símbolo de la Fraternidad y del Servicio al Prójimo.
La Biblia simboliza la palabra divina, el
verbo o verdad suprema, escrita en nuestro corazón, en nuestro archivo de la
memoria. Es la ley natural de la cual habla San Pablo. Significa la
revelación de lo alto, que obliga a la conciencia del individuo que está siendo
iniciado. La Biblia simboliza al G.·.A.·.D.·.U.·. a través del Verbo, del
Logos. En nuestros Rituales se menciona que la Biblia es el símbolo del
esclarecimiento que debemos a nuestra Razón.
La Escuadra representa lo sólido, es el
símbolo de la materia. Puede representar la vida terrenal del
hombre, su parte más inferior, el Soma. Tiene diversas
significaciones simbólicas como: Justicia, Equidad; indican que los actos
humanos deben encuadrarse en miras de superior y eminente bondad.
El compás simboliza la vida superior del
hombre, la parte espiritual, el Alma, la Conciencia, el Ego. El compás
representa un ángulo de la cual dos líneas distinta s parten de un punto y
cuanto más se alejan de su origen, más se separan. Entonces, el punto central
del compás es la unión del Espíritu, del hombre con el Espíritu Divino. Es la
realidad que se manifestó en apariencia. Es el Ser que
adquirió forma. Es el Espíritu que se vistió de materia. El punto central de la
unión corresponde al oriente, al mundo de la verdad, de la realidad, la fuente
de la creación que permanece eternamente y en estado de unidad invisible.
El Segundo Vigilante personifica la personalidad o
el aspecto material del Ser. Constituye el instrumento a través del cual se
expresa al Ser Supremo en nosotros, y lleva a cabo su obra de construcción
espiritual del Templo.
El compás es la intuición y la Escuadra, la Razón.
La Escuadra es el inverso del Compás. El compás representa el Espíritu
manifestado en la materia, en el cuerpo. La Escuadra, cuyo punto central es
hacia abajo y sus dos brazos se elevan hacia el Cielo, representa al hombre
inferior que por ser dominado por lo superior se eleva nuevamente a su origen,
al Cielo. También el compás representa el Cielo, la Divinidad, el Espíritu
entrelazado con la Tierra, la Humanidad y la materia. Lo superior se une a lo
inferior, el Verbo es hecho carne. Luego la Escuadra y el Compás simbolizan al
Ser Humano en su integridad.
La Escuadra y el Compás abiertos y entrelazados
encima de la Biblia o Palabra Divina son los instrumentos simbólicos que nos
sirven para interpretarla y usarla constructivamente. Las dos herramientas
están apoyadas sobre el Logos, expresando que la existencia del hombre depende
del G.·.A.·.D.·.U.·. y que no puede tener existencia separado de él. Esto
tiene vigencia siempre, es permanente, y es por eso que la combinación de las
Tres Grandes Luces de la Francmasonería tiene que estar presente en los tres
grados. La combinación de las tres tiene por significado: la existencia de un
Espíritu Divino, una Fuerza indefinible o Primer Principio Fundamental, la
existencia de un Alma o Espíritu humano y la relación de ambos con el Universo
material.
Las
Tres Pequeñas Luces
La Luz que busca la Francmasonería no es aquella
representada por el Sol, sino la Luz que proviene del conocimiento, porque la
luz es Verdad y nuestro ritual nos dice: “La Verdad por sí misma es inmutable;
en sus juicios no existe la injusticia y ella es majestad, poder y gloria de
todas las edades”.
El Primer Vigilante como Alma, personifica al “Hijo”
o sea, la síntesis o relación entre el Espíritu y Materia, no es ni lo uno ni
lo otro.
En el simbolismo masónico, la oscuridad es el
Mal, mientras que la Luz es el Bien. Muchos de nuestros antiguos diplomas
ostentan la siguiente Oración: “La Luz brilla en la oscuridad y la
oscuridad no la comprende”. Que es una forma simple de intuir que la Verdad no
puede ser comprendida donde prevalece la ignorancia. Es por consiguiente
nuestro deber llevar el conocimiento a nuestro prójimo para que él pueda ser
capaz de comprender la Verdad.
En la lectura del primer grado sabemos que la Logia
consta de tres Luces pequeñas simbólicas: una de éstas se encuentra en el Este,
una en el Oeste, y una en el Sur. No existe luz en el Norte, por razón de que
el Templo del Rey Salomón, del cual todas las Logias es representación, se
colocaba tan al norte que la Elíptica que el Sol y la Luna, al alcanzar su
altura meridiana, no podían arrojar sus rayos en la parte septentrional.
Por consiguiente, al norte le llamamos, masónicamente, el lugar de la oscuridad.
Este uso simbólico de las tres luces pequeñas, es muy antiguo, encontrándose en
las lecturas primitivas del siglo pasado.
¿Por qué las tres luces? Porque es la parte de
nuestro simbolismo: es la Fe, la Esperanza y la Caridad: la Sabiduría, la
Fuerza y la Belleza: el Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente. El
Triángulo equilátero representa a Dios, y el símbolo perfecto de un hombre cuya
calidad es la armonía de su Ser. El triángulo nos enseña la doctrina del
Hombre Perfecto; un hombre cuya educación no es unilateral, con prejuicios e
incompleta. Un hombre puede ser sabio entre sus semejantes, pero si carece de
fortaleza física o de belleza en el carácter, falla ante los ojos de su
Creador. Puede ser epítome de la fortaleza mental y física, pero si carece de
sabiduría, será simplemente una gargantúa. Si carece de belleza del
carácter o del cuerpo y tampoco tiene sabiduría o fortaleza, no está apto
para llevar a cabo su deber para con su Creador o con sus semejantes.
Las Tres Luces, de igual manera que los Tres
Oficiales Principales, y los tres sostenes principales, se refieren
indudablemente, a las tres estaciones del Sol –su salida en el Este, su
meridiano en el Sur, y su puesta en el Oeste: y de este modo el simbolismo de
la Logia, como representación típica del mundo, continua siendo preservado.
R.·.H.·. Mateo Góngora Gallegos
R:.L:.S:. Benjamin Perez Treviño N° 86Vall:. de Lima