miércoles, 9 de octubre de 2013

La Amistad


Recuerdo que cuando niño trataba de ser jovial, extrovertido, comunicador y en alguna ocasión solía leer un libro titulado: Como hacer amigos?; todo, pero todo, en el afán de búsqueda de una fórmula un tanto mágica y otro tanto “mecanicista” para así atraer a mis coterráneos… lo que no sabía, era que tenía que empezar por lo más básico: por mi mismo… 
La amistad, definida como relación interpersonal, va mucho más allá de una relación fraternal, bidireccional, ya no estamos hablando de simples conocidos ni por casualidad contactados o de aquellos que en vez de intercambiar en persona palabras, gestos y emociones, solo saben de su extremo opuesto al escribir palabras sin sentimiento a través de un medio electrónico… 
La amistad es más que eso, tal vez involucra un conocimiento que extrapola los simples adjetivos que la definen y la involucran, pues esta puede llegar a trasponer barreras, diferencias y peor aún, emociones trascendentales. 
Ante las constantes y regulares abordajes en busca del inicio de una “amistad”, muchas tan cercanas que simulan gestar una verdadera relación o por lo menos su comienzo…una triada de acertijos siempre han estado presente en mi conciencia: Como he de reconocerlos? –Como he de mantenerlos? -Que ama en nosotros el que nos quisiera distintos? Estando seguro que al resolver esta triada las respuestas que decoran el camino que hace la amistad como problema, el dilema estaría resuelto…o por lo menos, se haría un intento… 
Es difícil diferenciar entre la buena intención y la morbosa, es difícil diferenciar entre la clara palabra y la oculta, pero es muy fácil reconocer y estimar, la mano en la dificultad y la palabra de aliento en la adversidad… Bien alguien decía: Como he de conocer a mis enemigos? Y alguien sapiencialmente respondió: “Darle poder y lo conoceréis…”; es así entonces, que tenemos una formula clara: también podemos en contraposición reconocer a nuestros amigos!!! 
El amigo no restringe ni condiciona lo más preciado: la libertad; al contrario, la facilita. La solidifica respetando los espacios y la engrandece compartiéndola…, la afina buscando las alternativas que a través de la continua renovación se puedan presentar para mantenerla, pero en ningún momento sometiendo o condicionando… 
El amigo que sabe llegar al fondo de nuestro corazón, verdaderamente ni aconseja ni recrimina, solo ama y calla; el autentico amigo es el que sabiendo todo sobre uno, simplemente sigue siendo nuestro amigo, ciertamente te acompañara de igual forma tanto en el éxito como en el infortunio porque su divisa es la igualdad de condición y la demostrada fraternidad, porque en verdad, los amigos verdaderos, son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les llama y nuestra desgracia sin ser llamados…e aquí que se me viene a la mente otra enseñanza de mis progenitores:”Si usted es mi amigo, hágame quedar bien!!!” 
Ciertamente queda hasta aquí demostrado que cuando es uno amigo de sí mismo, es amigo de los demás; de que aquel amigo que dice ser amigo de todos no es amigo de nadie y de que hay que escribir en la arena del mar sus faltas para que el vaivén de las olas lo restituya de nuevo a su forma original. De que hay que tener siempre claro que la confidencia corrompe la amistad, el mucho contacto la consume, pero el respeto, el respeto propio y ajeno en todo momento la conserva y la hace perdurable; por ello, que lo único que hay que pedirles a los amigos es honestidad y solo por supuesto en retribución, hacer con ellos lo justamente honesto… 
De todo esto puedo ya concluir, que son las relaciones con las personas lo que da valor a la vida y de que la amistad verdadera requiere solo tres cosas: la virtud para ser honesta, la conversación presencial para ser agradable y la utilidad porque le es necesaria y de que si los ciudadanos de forma desinteresada y sincera practicásemos verdaderamente la “amistad” estoy seguro, no habría necesidad de la justicia… 
Por último, y como epilogo, ya puedo decir con entera confianza y por la pequeña autoridad que me confiere este ensayo, que el hecho de hacer amigos, mantener amigos y decir “soy amigo” es por sobre todo; un trabajo y un deber…: masónico!!!