domingo, 15 de julio de 2012

Razones para ser Masón

Quien aspire a ingresar en la Francmasonería ha de saber que tiene que ser un hombre libre,de buena reputación y buenas costumbres. “Libre” quiere decir «no atado» a ninguna sujeción física o moral; las “buenas costumbres” serán del tipo medio de corrección o «standard» de conducta que se tome como modelo. Aparte de ello es preciso, también, que tenga vocación de masón, que se sienta afín a lo que significa la institución Masónica, pues no todo aspirante a la iniciación a ella es iniciable. Por ello, aunque la Francmasonería no es elitista en el sentido material del vocablo, pues acoge a personas de todas las clases sociales, sí es, en cambio, selectiva, y por ello no da cabida a quienes no demuestren tener buenas cualidades para la vida iniciática. Para ser iniciable es preciso poner el ser por encima del tener, y acudir a la institución más con el propósito de dar que con el de recibir. Hay quienes dicen que la Masonería es algo anticuado que ya ha cumplido su ciclo, por lo que no parece comprensible que un hombre moderno encuentre razones que le impulsen a hacerse masón. Aunque el lenguaje masónico pueda parecer anticuado, es, sin embargo, bello y sugerente, y lleva en sí, como lo hace la Francmasonería, la esencia de la modernidad sin caer en los lugares comunes. Los tres ejes de la Francmasonería —el perfeccionamiento individual, la búsqueda de un fundamento de la existencia y la influencia en la historia como el centro de la unión— son tres metas permanentes del hombre que no están vinculadas a ninguna época ni a ninguna cultura concreta. Luchar por la libertad de los seres humanos, liberándolos de la esclavitud de la ignorancia y la pobreza; aportar su esfuerzo para el logro de una paz sin violencia, como resultado del diálogo; comprometerse en que exista una auténtica igualdad de oportunidades para que todas las personas desarrollen todo su potencial de trascendencia en la sociedad; enseñar la importancia de una ética social que guíe, más allá de la Ley, el comportamiento de los ciudadanos; postular el reformismo social y humanitario; instar la defensa de la neutralidad política y religiosa del Estado y propugnar la plena vigencia de la totalidad de los Derechos Humanos —civiles, políticos, económicos, sociales, familiares, culturales y de solidaridad, y de la ética en todo quehacer público— no se ha quedado anticuado: como tampoco se ha quedado la lucha contra la corrupción que afecta gravemente al cuerpo social, ni el procurar que la calidad de vida sea patrimonio compartido, y que en las Naciones imperen la justicia y la honestidad, y que la responsabilidad e incorruptibilidad sean normas de conducta para todos. El ser humano es sujeto y objeto del quehacer masónico. Por ello, la masonería en general y, en concreto, la masonería escocista, orienta a sus miembros a la comprensión de su origen, esencia, concepciones éticas y normas de relación con la sociedad, para impulsar su constante perfeccionamiento y desarrollo. La fraternidad, la filantropía, la instrucción, la mejora moral de sus miembros, la mejora integral de los pueblos y la lucha pacífica por el progreso, el fortalecimiento de la democracia participativa, que son sus señas distintivas, son buenas y potentísimas razones que pueden impulsar a un hombre de nuestro tiempo a integrarse en una institución que siempre ha aspirado a que sus miembros sean coherentes entre lo que dicen y lo que hacen. Los seres humanos libres y con voluntad actúan entre la fuerza de lo posible y el peso de lo necesario, buscando, muchas veces a tientas, los caminos de lo verdadero, lo bueno y lo bello. Las instituciones que se proclaman definitivamente realizadas y que excluyen de su seno la duda, la crítica o las propuestas de mejora, se convierten en lugares inaccesibles e inhabitables para el hombre pensante. La comunidad humana es una obra en permanente ejecución, abierta a todas las ideas que contribuyan a su mejora, libre ella misma y libres sus componentes; inconclusa “como la tela de Penélope o el mar de Ulises”. Quien desee contribuir a esa obra puede aspirar a ser francmasón.