Desde el primer instante de vida, los desafíos se presentan frente a nosotros retándonos a superarlos a cada paso. Alguna vez nos pusimos a pensar en la cantidad de desafíos que hemos tenido que sortear para llegar hasta aquí?
Si pensamos en el principio del principio…hemos tenido que luchar entre millones de espermatozoides para ser “ese” único que llega a producir el milagro de la fecundación, hemos tenido que atravesar miles de procesos para que el desarrollo embrionario y el parto sean exitosos. Tuvimos que aprender a….comunicarnos sin hablar (para luego hablar) a pararnos, a caminar, a compartir, a estudiar…y así sucesivamente, miles, millones de desafíos ….algunos mas, algunos menos.
A lo largo de nuestro camino existen dos tipos de desafíos: Los que nos ponemos nosotros mismos, los de desarrollo, como lograr una meta (una carrera, bajar de peso, conocer a alguien, etc.) Los que nos pone la vida, y que sentimos que no hemos elegido (superar una pérdida, una catástrofe inesperada, una crisis, un problema…) Aún así, la elección de afrontarlo o no, siempre es nuestra, independientemente del resultado al que arribamos.
No obstante, cual es la diferencia entre una persona que supera un desafío y una que no. Que es lo que hace que en un momento de nuestra vida no podamos, y en otro sí? Cual es la clave o el secreto? Porque a veces nos sentimos preparados, con recursos y otras veces no?
Quisiera compartir un concepto psicológico que ha sido tomado de la física, el concepto de “Resiliencia“.
La resiliencia implica dos componentes: resistencia frente a las adversidades -capacidad para mantenerse entero cuando se es sometido a grandes exigencias y presiones-, y capacidad para sortear las dificultades, aprender de las derrotas y reconstituirse creativamente, transformando los aspectos negativos en nuevas oportunidades y ventajas.Primero veamos la definición de la Real Academia Española:
• Resiliencia: f. Mec. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.
• Resiliencia f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
El término proviene del latín resilio, es decir, volver atrás, dar un salto o rebotar, como les ocurre a las gomas elásticas cuando se estiran y regresan a su estado inicial.
La resiliencia es un conjunto de atributos y habilidades para afrontar adecuadamente situaciones adversas.
Algunos autores definen a la Resiliencia como la capacidad de respuesta inherente del ser humano, a través del cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones límite. Esta capacidad deriva de la existencia de una reserva de recursos internos de ajuste y afrontamiento, ya sean innatos o adquiridos. De este modo la resiliencia refuerza los factores protectores y reduce la vulnerabilidad frente a las situaciones riesgosas. Es dinámica, varía a lo largo del tiempo de acuerdo con las circunstancias. Con el desarrollo del individuo o del sistema y con la calidad de estímulos a los que están expuestos.
La resiliencia es entonces, la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, o de condiciones difíciles.
Renacer, como el Ave Fénix, volver a empezar después de una pérdida cercana. Seguir adelante a pesar de una enfermedad como el cáncer. Recuperarse favorablemente tras una severa adicción. La resiliencia es la capacidad de auto sostén.
Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de una capacidad de resiliencia. Todos, aprendemos a reponernos de las crisis, a seguir adelante frente a la adversidad. El lenguaje, popular refleja muy bien el sentimiento de que sólo hasta cierto punto somos vulnerables y que salvo casos extremos la gente se recupera más tarde o más temprano: “La vida continúa” “hay que seguir adelante”, “el mundo no se acaba hoy”, etc. Pero, mientras existen seres dotados en alto grado de una resiliencia natural, que a veces son vistos como invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan fácilmente a situaciones de las cuales no logran superar, que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas. “Es como si les faltaran los elementos adecuados en la caja de herramientas de la vida”.
Heráclito dijo hace más de veinte siglos “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río” y en el caso de la resiliencia ocurre lo mismo. Después de una dificultad, nunca se vuelve al mismo punto de origen. En otras palabras, afortunadamente no somos gomas elásticas. Por eso, cada dificultad o cambio nos influyen y todos ellos tienen la capacidad de transformarnos. Sabemos que suelen llegar en el momento más inoportuno, aunque tampoco se sabe cuál es el momento oportuno, el reto es entender la adversidad como una invitación a dar lo mejor de nosotros mismos y lograr sobreponernos.
Si pensamos en el principio del principio…hemos tenido que luchar entre millones de espermatozoides para ser “ese” único que llega a producir el milagro de la fecundación, hemos tenido que atravesar miles de procesos para que el desarrollo embrionario y el parto sean exitosos. Tuvimos que aprender a….comunicarnos sin hablar (para luego hablar) a pararnos, a caminar, a compartir, a estudiar…y así sucesivamente, miles, millones de desafíos ….algunos mas, algunos menos.
A lo largo de nuestro camino existen dos tipos de desafíos: Los que nos ponemos nosotros mismos, los de desarrollo, como lograr una meta (una carrera, bajar de peso, conocer a alguien, etc.) Los que nos pone la vida, y que sentimos que no hemos elegido (superar una pérdida, una catástrofe inesperada, una crisis, un problema…) Aún así, la elección de afrontarlo o no, siempre es nuestra, independientemente del resultado al que arribamos.
No obstante, cual es la diferencia entre una persona que supera un desafío y una que no. Que es lo que hace que en un momento de nuestra vida no podamos, y en otro sí? Cual es la clave o el secreto? Porque a veces nos sentimos preparados, con recursos y otras veces no?
Quisiera compartir un concepto psicológico que ha sido tomado de la física, el concepto de “Resiliencia“.
La resiliencia implica dos componentes: resistencia frente a las adversidades -capacidad para mantenerse entero cuando se es sometido a grandes exigencias y presiones-, y capacidad para sortear las dificultades, aprender de las derrotas y reconstituirse creativamente, transformando los aspectos negativos en nuevas oportunidades y ventajas.Primero veamos la definición de la Real Academia Española:
• Resiliencia: f. Mec. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.
• Resiliencia f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
El término proviene del latín resilio, es decir, volver atrás, dar un salto o rebotar, como les ocurre a las gomas elásticas cuando se estiran y regresan a su estado inicial.
La resiliencia es un conjunto de atributos y habilidades para afrontar adecuadamente situaciones adversas.
Algunos autores definen a la Resiliencia como la capacidad de respuesta inherente del ser humano, a través del cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones límite. Esta capacidad deriva de la existencia de una reserva de recursos internos de ajuste y afrontamiento, ya sean innatos o adquiridos. De este modo la resiliencia refuerza los factores protectores y reduce la vulnerabilidad frente a las situaciones riesgosas. Es dinámica, varía a lo largo del tiempo de acuerdo con las circunstancias. Con el desarrollo del individuo o del sistema y con la calidad de estímulos a los que están expuestos.
La resiliencia es entonces, la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, o de condiciones difíciles.
Renacer, como el Ave Fénix, volver a empezar después de una pérdida cercana. Seguir adelante a pesar de una enfermedad como el cáncer. Recuperarse favorablemente tras una severa adicción. La resiliencia es la capacidad de auto sostén.
Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de una capacidad de resiliencia. Todos, aprendemos a reponernos de las crisis, a seguir adelante frente a la adversidad. El lenguaje, popular refleja muy bien el sentimiento de que sólo hasta cierto punto somos vulnerables y que salvo casos extremos la gente se recupera más tarde o más temprano: “La vida continúa” “hay que seguir adelante”, “el mundo no se acaba hoy”, etc. Pero, mientras existen seres dotados en alto grado de una resiliencia natural, que a veces son vistos como invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan fácilmente a situaciones de las cuales no logran superar, que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas. “Es como si les faltaran los elementos adecuados en la caja de herramientas de la vida”.
Heráclito dijo hace más de veinte siglos “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río” y en el caso de la resiliencia ocurre lo mismo. Después de una dificultad, nunca se vuelve al mismo punto de origen. En otras palabras, afortunadamente no somos gomas elásticas. Por eso, cada dificultad o cambio nos influyen y todos ellos tienen la capacidad de transformarnos. Sabemos que suelen llegar en el momento más inoportuno, aunque tampoco se sabe cuál es el momento oportuno, el reto es entender la adversidad como una invitación a dar lo mejor de nosotros mismos y lograr sobreponernos.