No es lo mismo oir que escuchar. El español posee dos verbos (procedentes de las raices latinas audire y auscultare) con significados diferentes. Según indica el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Oír significa "percibir con el oído los sonidos" y Escuchar "aplicar el oído para oír, prestar atención a lo que se oye". Para oír no se requiere la voluntad, para escuchar sí.
Por una parte, oír es un fenómeno que pertenece al orden fisiológico, incluido en el mundo de las sensaciones. Nuestro sentido auditivo nos permite percibir los sonidos en mayor y menor medida. Oír es percibir las vibraciones del sonido. Oír es un acto pasivo.
Por otra parte, escuchar es la capacidad de captar, atender e interpretar la totalidad del mensaje del interlocutor a través del comunicado verbal, el tono de la voz y el lenguaje corporal. Escuchar es deducir, comprender y dar sentido a lo que se oye. Escuchando añadimos significado al sonido. Por lo tanto, escuchar es oír más interpretar. Escuchar pertenece al orden interpretativo del lenguaje frente a oír que se incluye en el territorio fisiológico. Escuchar implica la interpretación del lenguaje dando significado al sonido versus a oír que conlleva percibir simplemente el sonido.
Por otra parte, escuchar es la capacidad de captar, atender e interpretar la totalidad del mensaje del interlocutor a través del comunicado verbal, el tono de la voz y el lenguaje corporal. Escuchar es deducir, comprender y dar sentido a lo que se oye. Escuchando añadimos significado al sonido. Por lo tanto, escuchar es oír más interpretar. Escuchar pertenece al orden interpretativo del lenguaje frente a oír que se incluye en el territorio fisiológico. Escuchar implica la interpretación del lenguaje dando significado al sonido versus a oír que conlleva percibir simplemente el sonido.
Escuchar es activo frente a oír que es pasivo. Podemos dejar de escuchar cuando queramos.
Escuchar implica la realización de un esfuerzo físico y mental. Mientras que para oír no es necesario dicho esfuerzo.
Cuando no nos escuchan, nos sentimos invalidados, incomodos y frustrados, puede que concluyamos que no le importa a nadie lo que estamos diciendo.
Por otro lado, cuando somos nosotros los que no escuchamos, corremos el riesgo de llegar a una conclusión que es incorrecta y a tomar acciones no deseadas. Podemos malinterpretar al que está hablando o podemos perder información importante.
Por otro lado, cuando somos nosotros los que no escuchamos, corremos el riesgo de llegar a una conclusión que es incorrecta y a tomar acciones no deseadas. Podemos malinterpretar al que está hablando o podemos perder información importante.
El saber escuchar, es decir, prestar atención más allá de solamente percibir palabras y sonidos, es la habilidad más importante que puede uno aprender para ser más efectivo y sostener relaciones significativas.