lunes, 13 de diciembre de 2010

Los Cuatro Acuerdos


"No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento".
Miguel Ruiz, en su libro "Los cuatro Acuerdos", que es una expresión de la filosofía tolteca nos propone cuatro acuerdos básicos:
1. No Supongas: No des nada por supuesto. Si tienes dudas, aclárala. Si sospechas, pregunta.
Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen fundamento. Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones "a priori" sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello. Y no siempre es positiva o está guiada por la confianza o el amor, sino más frecuentemente por el miedo y nuestra propia inseguridad.
Deduzco que alguien se ha enfadado conmigo porque no respondió a mi saludo al cruzarnos y mi mente organiza toda una realidad sobre eso. Y se rompen puentes entre la otra persona y yo, difíciles de salvar. No saquemos conclusiones en forma precipitada

2. Honra Tu Palabra: Lo que sale de tu boca es lo que eres tú. Si no honras tu palabra, no te estás honrando a ti mismo; y si no te honras a ti mismo, no te amas. Honrar tu palabra es ser coherente con lo que piensas, con lo que dices y con lo que haces. Eres auténtico y te hace respetable ante los demás pero principalmente ante ti mismo. Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentirse bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarle al fracaso, aniquilarle. Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes. Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado, sabiendo que cada una de ellas está creando algo. Si nos comprometemos por algo seamos consecuentes a nuestyros principios y honremos nuestra palabra.

3. Has Siempre lo Mejor: Si siempre haces lo mejor que puedas, nunca podrás recriminarte ni arrepentirte de nada. Haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas, siendo así, pase lo que pase, aceptaremos ese designio, pues tras el está el mayor de nuestros esfuerzos.

4. No te tomes nada personal: Ni la peor ofensa. Ni el peor desaire. Ni la más grave herida. En la medida que alguien te quiera lastimar, en esa medida ese alguien se lastimará a sí mismo. Pero el problema es de él y no tuyo. Cada cual afronta su propia odisea viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales. Cada cual quiere sobrevivir el sueño colectivo y ser feliz. Y cada cual lo hace lo mejor que puede dentro de sus circunstancias y sus limitaciones.