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Hoy al colocar los cajones de mi armario, encontré algo que
parecía estar en la cuerda del tiempo.
Quiero decir que tuve la necesidad de limpiar mi armario,
Allí después de intentar encontrar algo que quería buscar, mi paciencia parecía
estar acabándose. Murmuré mucho. Yo quería pelear con el mundo, por no poder
ver lo que buscaba. El cordel del tiempo
me dio la calma, la paz, la tranquilidad.
Hace tanto tiempo, pero parecía como si fuera ayer que lo
recibí.
Mi Mandil de Aprendiz, mi mayor reliquia, mi mayor trofeo
ganado en toda mi vida. me esperaba.
Me olvidé lo que
buscaba, Con cuidado lo sostuve, Yo era el mismo aprendiz que vió las espadas
brillando por vez primera, con mi emoción de ver la luz como el verdadero
masón.
¡Ah! ¡Mi Mandil! ……
¡Cuánto anhelo al recibirlo tan blanco, tan puro!
Hoy en día ya no es
tan blanco, pero sigue siendo puro porque mi trabajo en la piedra bruta no fue
en vano.
¡Ah! ¡Mi Mandil!
Decir que tuve ganas de lavarlo, para que continuara siempre
blanco, demostrando su pureza, y a
medida que lo fuera limpiando con mis manos, dejaría en el mandil todo mi
orgullo y todos mis errores.
¡Ah! ¡Mi Mandil!
Cuantas veces lo acaricié
como a un hijo durante mis aflicciones.
Cuanto tiempo se olvidó en ese armario, cuanto tiempo que no
nos veíamos ni nos teníamos el uno al otro
¡Ah! ¡Mi Mandil!
¡Aprendiz!
Hoy nuestro encuentro tiene, con seguridad, una lección para
mi.
Se que no hay que olvidar lo importante que fue mi inicio, y
también que nuestro encuentro es para despertar en mi, que debo siempre volver
a revisar las enseñanzas, para que el orgullo y la vanidad no se apoderen de
mi, mostrándome a otro que no soy yo.
El Mandil del aprendiz no puede tener el pulpo de la
avaricia, de la maldad.
Con el Mandil del aprendiz volví a aprender a ser humilde,
para no dejar de lado todo lo que me era tan querido, tan bueno.
¡Cuánto extraño mi Mandil!
Pasa el tiempo y admiro mi Mandil de aprendiz.
Abro el cajón de nuevo, lo coloco en el cajón, pero mis manos
insisten en tenerlo conmigo.
¿Qué hacer?
He olvidado lo que buscaba en el armario, pero con seguridad
encontré lo que tanto buscaba.
Necesitaba la paz, una nueva reunión conmigo mismo.
Aquí según mi deseo está en el Mandil de aprendiz mi paz tan
buscada.
Poco a poco coloco el Mandil en el cajón y mientras desaparece
de mis manos, de mis ojos caen lágrimas de añoranza.
Mi corazón late, mi fuerza desaparece.
Cuanto anhelo, mi Mandil de aprendiz.
Autor: R:.H:. Jorge Tavares Vicente .
Viviendo la Masonería Editora SSP
Gráfica Editora , 2018 Río de Janeiro.
Selección y ajustes
gramaticales: Q:.H:.
Juan Manuel Slocovich Dentone
15 de Agosto 2019