La masonería es una institución Filosófica, Filantrópica y Progresista.
Es filosófica porque orienta al hombre hacia la investigación racional de
la leyes de la Naturaleza; invita al esfuerzo del pensamiento que va desde la simbólica
representación geométrica hacia la abstracción metafísica; busca la reflexión filosófica, la penetración del sentido espiritual del
movimiento de la Historia; contempla en cada tiempo histórico las nuevas
inspiraciones doctrinarias y asimila, de cada sistema filosófico, lo que pueda
significar el aporte al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo
y del espacio.
Es filantrópica porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos
los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna
clase. Sus esfuerzos y sus recursos están dedicados al progreso y felicidad de
la especie humana, sin distinción de nacionalidad, razas, sexo ni religión,
para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las
conciencias.
Es progresista porque enseña y practica la solidaridad humana y la
absoluta libertad de conciencia.
La Masonería tiene por objeto la búsqueda de la Verdad, desechando el fanatismo
y abordando sin prejuicios todas las nuevas aportaciones de la invención
humana; estudia la moral universal y cultiva las ciencias y las artes y no pone
obstáculo alguno en la investigación de la Verdad.
La Francmasonería es un sistema de filosofía práctica, que promueve la civilización, ejerce la beneficencia y tiende
a purificar el corazón de los hombres, a mejorar sus costumbres y a mantener el
honor en los sentimientos y la cultura en los modales.
El perfeccionamiento del hombre que la Francmasonería busca, no se
concreta al orden espiritual, sino que trabaja para lograr que sus miembros
alcancen en sociedad la perfección que revela la educación esmerada, la
moderación en el lenguaje y en el gesto, la sinceridad y el respeto a todas las
opiniones.
La Francmasonería adjudica al hombre la plena responsabilidad moral de
sus actos, y hace a todos los hombres iguales y solidarios.
La Francmasonería ve en el hombre, el más alto valor del Universo y le
asigna el derecho y el deber de buscar la verdad al través de su propia
conciencia.
La Francmasonería fomenta y cultiva el amor a la naturaleza, y al
universo.
La Francmasonería, que aspira a que el mundo sea regido y gobernado por
la Razón, combate la guerra, todas las violencias y todas las coacciones.
La Francmasonería proclama la paz entre los hombres, como el más alto y
el más permanente de sus fines. En consecuencia defiende el orden y respeta las
leyes del país en que vive.
Las empresas de la Francmasonería y los nexos que unen a los masones son de orden puramente espiritual. Ni en las Logias se combinan negocios,
ni se asignan cargos políticos, ni en la vida diaria, ni la Orden trató
jamás de conquistar pueblos ni de sojuzgar razas.
La Francmasonería es una Asociación Universal que nadie quiere gobernar y
que en vez de vínculos materiales, solo establece entre los hombres y los pueblos,
lazos de orden ético.
La Francmasonería no es una secta, puesto que su contenido no es una doctrina
particular establecida o encontrada por un Maestro, ni los francmasones siguen
a nadie con tesón y sin conciencia deliberada.
La Francmasonería tiene su origen en la Razón y por esto es universal;
pero se diferencia de las religiones en que deja a sus adeptos absoluta
libertad para creer.