En su Cuadro de la Vida humana*, Cebes**nos describe el vasto recinto en donde
se agitan los vivientes. El mundo está representado por una gran montaña. Una
multitud de candidatos a la vida se agolpa a la puerta; un genio representado
por un venerable anciano dirige a los candidatos atinados consejos a su ingreso. Por
desgracia, sus sabias advertencias sobre la conducta que debe observarse ante
la vida quedan pronto olvidadas, por las almas ávidas de vivir. Apenas entran
en el fatal recinto, se sienten obligadas a desfilar delante del trono de la
Impostura, mujer cuyo semblante es de expresión convencional y de maneras
insinuantes, que les presenta una copa. No se puede entrar sin beber poco o
mucho; para vivir intensamente; muchos beben a grandes sorbos el error y la
ignorancia; otros, más prudentes, apenas catan el mágico brebaje y en
consecuencia obligan menos los consejos recibidos y no sienten tanto apego a la
vida.
Sobre las
nubes que ocultan la cúspide de la montaña, está el objetivo del logro humano-
“la verdadera felicidad”.
*Cuadro grabado en metal que fuera colocado en el Antiguo Templo de Cronos
en Atenas , que mostraba el progreso completo de la vida humana.
**Cebes, que
nació en Tebas, villa de Beocia (siglo V a. C) discípulo de Sócrates.