miércoles, 18 de marzo de 2015

Los cuatro acuerdos Toltecas*

“El guerrero tolteca no es aquel que acude al campo de batalla para luchar contra los otros, sino que es aquel que con la flor y el canto como armas, lucha contra su propio pequeño yo, para lograr trascenderlo y así lograr la reintegración con el Espíritu.” (Filosofía del Guerrero Tolteca)

 Así pues para los toltecas “ésta no es nuestra verdadera casa”, sólo es un paso a la “vida eterna”… 
¿Acaso de verdad se vive en la Tierra? No para siempre en la Tierra: sólo un poco aquí. Aunque sea jade, se quiebra; Aunque sea oro, se rompe; Aunque sea plumaje de quetzal, se desgarra. No para siempre en la Tierra: sólo un poco aquí. (Fragmento de narración antigua tolteca)
En dicha civilización la experiencia de los hombres era verdaderamente espiritual y en la Tierra sólo se estaba trabajando el plano humano. Para aquellos hombres todo era pasajero e intrascendental frente a la prioridad de “aprender” para decantar el espíritu y liberar la partícula divina que habita en todos nosotros y llegar desarrollados a la vida eterna. Sus enseñanzas han trascendido en el tiempo y cobran relevancia cuando se expresan los cuatro acuerdo, modus vivendi  enseñado de generación en generación antigua que marcaron el rumbo de su desarrollo.
La Filosofía Tolteca se basa en Cuatro Acuerdos:
1. Honrar la palabra. Ser impecable con las palabras. Sabemos por experiencia personal cuán doloroso puede llegar a ser un encuentro con las palabras de los padres, amigos, conocidos e inclusive de cualquier desconocido. Sabemos también como es ese agradable sabor de boca cuando alguien nos palabrea, nos mima con el lenguaje y nos hace sentir bien. La palabra es poder. Los Toltecas sabían que la palabra no es solamente un flatus vocis del que hablaban los latinos, un simple aire que sale de los pulmones y se los lleva el aire. No. La palabra es poder y como tal puede golpear o puede bendecir. Lo mejor de todo, y como siempre, es nuestro libre albedrío. La capacidad de decidir que palabras vamos a usar nos hace maestros de nuestra propia facultad linguística. Nos hace amos o esclavos de lo que callamos o decimos, respectivamente. Nuestro deber está entonces en saber  honrar la palabra, es decir lo que decimos tiene que calzar con lo que hacemos.
2.No tomes nada personal. El trabajo interno con el egoísmo Esta regla de vida facilita enormemente el estado psíquico de paz mental. Si bien es cierto que lo que más importa somos nosotros mismos, todos llevamos el gen del egoísmo como huella atavica de nuestra condición humana, de nuestra supervivencia, es también cierto que todo lo que nos sucede se lo hace en nuestra mente para otros. "uno no muere para si mismo, muere para los demás". Somos los co-creadores de nuestra vida y ella se hace primero en nuestra pantalla mental. Por tal motivo todo lo que hagamos y las respuestas que recibamos las vamos a canalizar como si fueran para afuera. La verdad es que al tomarnos las cosas de forma personal estamos abriendo una herida difícil de sanar. En la vida no hay que tomarse nada como si hubiera sido hecho a propósito para hacernos sentir bien o mal.
3.No hagas suposiciones. Una de las formas más fáciles de errar es creer saber lo que la otra persona está pensando. Nadie puede meterse en nuestra mente y "escuchar" lo que estamos pensando. Nadie puede meterse en nuestras conexiones nerviosas y entender una respuesta si previamente no se ha explicado el contexto. Es nuestra responsabilidad por salud mental y espiritual pedir información acerca de algo que no entendemos, algo que no ha quedado claro o alguna instrucción que no podemos realizar. Es nuestra responsabilidad hacer saber a los otros lo que queremos honrando nuestra palabra.
4.Has siempre lo mejor que puedas. Darse con integridad. El "darse totalmente" no es algo común, requiere de paciencia y más que nada de altruísmo, es el opuesto del egoísmo. Hacer lo mejor que se puede hacer significa que en cada acción hecha dejemos nuestra firma de responsabilidad. El trabajo desarrollado aunque con arduo esfuerzo desplegado sería mucho mejor hacerlo a conciencia de haberlo hecho al máximo con la satisfacción del deber cumplido y con la tranquilidad de haber hecho lo que mejor que se podía hacer.

*La cultura tolteca es una cultura que habitó el Altiplano Central de México durante el siglo X cuyos principales centros ceremoniales fueron: Huapalcalco en Tulancingo y la ciudad de Tollan-Xicocotitlan, localizada en lo que actualmente se conoce como Tula de Allende (estado de Hidalgo, México). Esta ciudad es célebre por sus singulares estatuas de guerreros de piedra llamadas atlantes. Existe controversia en determinar si fueron los predecesores de la cultura azteca.