La Logia (o Taller) designa una
comunidad de Francmasones. Por extensión, el término Logia designa también el
templo, en cuyo seno se reúnen los Francmasones. En una perspectiva simbólica
el hombre es microcosmos y el universo macrocosmos y lo que está en el uno está
también en el otro. El templo representa al universo en su estructura
"íntima". Dicha estructura se origina en una tentativa de
racionalización y de comprensión global realizada por el ser humano. El templo
es, entonces, la proyección de la razón, de la intuición, de la imaginación; es
la concreción del esfuerzo realizado por las generaciones para situarse en el
mundo. Da cuenta, por consiguiente, de una "negociación" entre el sueño
y la realidad. La reflexión sobre los símbolos es liberadora cuando conduce a
considerar las grandes cuestiones relativas a la subjetividad y a la
objetividad y a las razones profundas que subyacen en esta distinción.
En logia el ser humano se percibe como
microcosmos y ve en el Templo (o, más exactamente, en el "cuadro de la
Logia" que resume el simbolismo del Templo) al macrocosmos. Del mismo modo
la Logia se vive como micro sociedad. Las "funciones" de la vida
comunitaria, en la Logia, son aquellas que rigen todas las sociedades humanas.
Se refieren tanto a lo material como a lo espiritual, no sin un matiz
importante ya que en la Logia se trabaja para "reunir lo que está
disperso". Dichas funciones se articulan alrededor de la triada
fundamental, las tres "facetas" de la actividad de un grupo social:
HACER (fabricar, gerenciar), PROTEGER (defender, atender, curar, etc.) y
ENSEÑAR (transmitir, animar, etc.).
En una comunidad verdaderamente
fraternal esas funciones tienen una utilidad similar. Se apuntalan
recíprocamente. Si una de ellas pretende obtener la primacía, deja de existir
la fraternidad y la vía iniciática se cierra. Es por eso que en el ritual la
dimensión primordial es el tiempo y el orden elegido para llamar al trabajo a
los distintos oficiales no implica ningún orden de importancia.
Del mismo modo cuando se construye
un edificio hay que poner una piedra antes que otra; pero la piedra que es
sostenida por otra no es "superior" a la que la sostiene.
La "jerarquía" de las
funciones es un término que no corresponde de ninguna manera a su sentido
profano. En el mundo profano cuando las funciones se jerarquizan y comienzan a
ser remuneradas de modo desigual, aparece el conflicto. El surgimiento del conflicto
significa que la comunidad está enferma.
En una Logia masónica los oficios
son todos igualmente indispensables.
Conviene insistir hasta la saciedad
y aún a riesgo de volverse pesado, sobre el sentido de ese término de
"jerarquía" de las funciones. En efecto, en el mundo masónico se han
diseminado ciertos usos que denotan un enfoque perverso del sentido de la
jerarquía: así, según una práctica bastante extendida, el venerable que termina
su período va a ocupar el lugar del guardatemplo. Pasa de Oriente a Occidente y
dicho viaje es percibido como una demostración útil, inclusive ejemplar, de
humildad. ¡Como si la función del "guardián de la puerta" fuese
sumisa y subalterna!
En el seno de una comunidad
iniciática y fraternal la humildad y el orgullo forman parte de los metales que
no entran en el Templo. Cada uno cumple con sus funciones y "actúa"
en un papel según su perspectiva, según sus
capacidades particulares y según las demandas de sus hermanos. No
existen funciones subalternas. Describiremos aquí cada función desde una
perspectiva iniciática y podremos ver con toda claridad que eso es así. Allí
donde los papeles son vividos y percibidos como subalternos, es que la
perspectiva iniciática está siendo sepultada bajo la visión profana y
"administrativa". Es bueno que cada persona no dure demasiado tiempo
instalada en una misma función, ya que el principio primordial de la enseñanza
es el viaje; pero en cada Logia cada comunidad debe gozar de una total libertad
para cambiar los papeles y distribuir los cargos
El orden es necesario, porque de lo
contrario no se puede proceder a ninguna construcción; pero dicho orden no
significa que el venerable sea un jefe en el sentido en que se entiende en el
ejército. Tiene una función particular que cumplir que no vale ni más ni menos
que la de los demás oficiales. Bien sea que entre de primero o de último, según
los usos rituales, lo que se está honrando es la función y no el individuo; y
si se honra especialmente dicha función, es para manifestar que con ella la
construcción está en su lugar.
En una Logia masónica, independientemente del rito en el cual trabaje, las funciones se distribuyen de tal modo que si una sola de ellas está mal atendida la comunidad no puede florecer. Por el contrario, si todos los oficiales sin excepción viven bien sus papeles, entonces puede decirse que la Logia está funcionando como una comunidad ideal y como nosotros los Francmasones vemos en la Logia la prefiguración de la humanidad futura, tenemos que comenzar a actuar de manera que dicha prefiguración esté a la altura de las expectativas de los mejores entre los seres humanos.
En una Logia masónica, independientemente del rito en el cual trabaje, las funciones se distribuyen de tal modo que si una sola de ellas está mal atendida la comunidad no puede florecer. Por el contrario, si todos los oficiales sin excepción viven bien sus papeles, entonces puede decirse que la Logia está funcionando como una comunidad ideal y como nosotros los Francmasones vemos en la Logia la prefiguración de la humanidad futura, tenemos que comenzar a actuar de manera que dicha prefiguración esté a la altura de las expectativas de los mejores entre los seres humanos.
Daniel Beresniak
De "los Oficios y los Oficiales de la Logia"
Capitulo 1