Los labios de la sabiduría
permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.
Donde quiera que estén las huellas
del Maestro, allí los oídos del que está pronto para recibir sus enseñanzas se
abren de par en par.
Cuando el oído es capaz de oír,
entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría.
Los principios de la verdad son
siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual
todas las puertas del Templo se abrirán de par en par.
- El TODO es Mente; el universo es mental.
- Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.
- Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
- Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
- Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
- Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.
- La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.
Más allá del Kosmos, del Tiempo,
del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad
Substancial, la Verdad Fundamental.
Lo que constituye la Verdad
fundamental, la Realidad substancial, está más allá de toda denominación, pero
el sabio lo llama el TODO.
En su esencia, el TODO es
incognoscible, Mas el dictamen de la razón debe ser recibido hospitalariamente,
y tratado con respeto.
El universo es una creación mental
sostenida en la mente del TODO.
El TODO crea en su mente infinita,
innumerables universos, los que existen durante eones de tiempo, y así y todo,
para Él, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos
no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.
La mente infinita del TODO es la
matriz del Kosmos.
En la Mente del Padre‑Madre, los hijos están
en su hogar.
No hay nadie que no tenga padre y
madre en el Universo.
El sabio a medias, reconociendo la
irrealidad relativa del Universo, se imagina que puede desafiar sus leyes, ése
no es más que un tonto vano y presuntuoso, que se estrellará contra las rocas y
será aplastado por los elementos, en razón de su locura. El verdadero sabio
conociendo la naturaleza del universo, emplea la Ley contra las leyes: las
superiores contra las inferiores, y por medio de la alquimia transmuta lo que
no es deseable, en lo valioso y de esta manera triunfa. La maestría consiste,
no en sueños anormales, visiones o imágenes fantasmagóricas, sino en el sabio
empleo de las fuerzas superiores contra las inferiores vibrando en los más
elevados. La transmutación (no la negación presuntuosa), es el arma del
Maestro.
Si bien es cierto que todo está en
el TODO, no lo es menos que el TODO está en todas las cosas. El que comprende
esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento.
Nada reposa; todo se mueve; todo
vibra.
Todo es dual, todo tiene polos;
todo su par de opuestos; los semejantes y desemejantes son los mismos; los
opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se
tocan; todas las verdades, son medias verdades, todas las paradojas pueden
reconciliarse.
Todo fluye y refluye, todo asciende
y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida
del movimiento hacia la derecha es la misma que el de la oscilación a la
izquierda; el Ritmo es la compensación.
Toda causa tiene su efecto; todo
efecto tiene su causa; todo ocurre de acuerdo con la ley. Azar no es más que el
nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad,
pero ninguno escapa a la ley.
El género está en todo, todo tiene
su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.
La posesión del conocimiento, si no
va acompañada por una manifestación y expresión en la práctica y en la obra, es
lo mismo que el enterrar metales preciosos: una cosa vana e inútil. El
conocimiento, lo mismo que la fortuna, deben emplearse. La ley del uso es
universal, y el que la viola sufre por haberse puesto en conflicto con las
fuerzas naturales.
Para cambiar vuestra característica
o estado mental, cambiad vuestra vibración.
Para destruir un grado de vibración
no deseable, póngase en operación el principio de polaridad y concéntrese a la
atención en le polo opuesto al que se desea suprimir. Lo no deseable se mata
cambiando su polaridad.
La mente, así como los metales y
los elementos, puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición,
de polo a polo, de vibración en vibración.
El ritmo puede neutralizarse
mediante el arte de la polarización.
Nada escapa al principio de causa y
efecto, pero hay muchos planos de Causalidad y uno puede emplear las leyes del
plano superior para dominar a las del inferior.
El sabio sirve en lo superior, pero
rige en lo inferior. Obedece a las leyes que están por encima de él, pero en su
propio plano y en las que están por debajo de él, rige y ordena. Sin embargo,
al hacerlo, forma parte del principio en vez de oponerse al mismo. El sabio se
sumerge en la Ley, y comprendiendo sus movimientos, opera en ella en vez de ser
su ciego esclavo. Semejantemente al buen nadador, va de aquí para allá, según
su propia voluntad, en vez de dejarse arrastrar como el madero que flota en la
corriente. Sin embargo el nadador, el sabio y el ignorante, están todos sujetos
a la ley. Aquél que esto comprenda va en el buen camino que conduce a la
Maestría.
*El Kybalión es un libro publicado por primera
vez en Chicago en 1908, firmado por los autodenominados "tres
iniciados" (detrás de los cuales se sospecha la autoría única del
ocultista William Walker Atkinson), y que se construye como comentarios de los
autores alrededor de un supuesto tratado arcaico de esoterismo escrito por una
legendaria (incluso mitológica) figura: el sabio egipcio Hermes Trimegisto.