jueves, 23 de octubre de 2014

Para cruzar el puente


Si a cruzar te dispones,
si vas a transitar la misteriosa longitud del puente,
piensa en las aguas del río que atraviesa,
piensa en las aguas como en tu propia sangre,
piensa en ellas, que fluyen incesantes,
bajo las piedras prisioneras del arco,
sin pensar qué principio fue el suyo
ni a qué final deslizan su presura.

Si deseas cruzar a la otra orilla
imprégnate primero del lugar que abandonas,
siente dentro de ti
el puñado de tierra que pisan tus zapatos,
contempla la arboleda que te prestó su sombra
y que quizás no vuelvas a mirar.

Cuando con decisión atravieses el puente
camino de la orilla venidera
sospecha de tus pasos,
tus propios pasos que al avanzar escuchas
con sonido de pasos que se alejan.

y cuando la otra orilla pises
hazlo como si de un suelo sagrado se tratara:
el lugar te recibe con todos tus recuerdos,
con todas las sombras miserables
que al otro lado creíste abandonar.