La literatura del siglo XX en Occidente se caracteriza por priorizar al
individuo como ser pensante, expresivo, pero víctima de la historia del mundo,
esclavo del lenguaje; el sujeto que refleja su conciencia y su mundo interior
en contraposición al destino y las muchedumbres. La naturaleza humana está en
la búsqueda de contestar la pregunta de ¿Quién soy yo?, a la vez que se
problematiza el sentido y las finalidades de la existencia para reivindicar el
papel del individuo.
El hombre se encuentra en una situación frágil, toda su historia es una
cadena de guerras, de ideologías, de arrojamientos al mundo. En todo esto
convergen obras como La Náusea de Sartre; El Extranjero de Camus; El Proceso de
Kafka; entre muchas otras como El Lobo Estepario (1928) de Hermann Hesse, obra
que condensa la complejidad de la condición humana en seres normales, capaces
de cuestionar las razones de su ser y su permanencia en el mundo. Todo esto es,
sin duda, lo que le pasa a Harry Haller, quien se siente solo en medio de un
mundo hostil.
De carácter introvertido, semi-misántropo, se ve significativamente
influido por el choque que representan las interacciones sociales. Le irrita de
sobremanera cualquier contradicción a su mundo. Llora cuando se le contradice o
se le oponen ideas. La menor descarga en su contra puede llevarlo a la fatal
idea del suicidio. En una mujer, Armanda, el lobo estepario encontrará una
ligera luz, un sentido temporal para su existencia. Es una mujer genuinamente
moderna, que contraria sus ideas, pero Harry trata en lo posible de obviarlas,
para así no sentirse frustrado. Armanda le ha dado un ligero aliento, pero
siempre ronda en él la idea de la traición, del pesimismo, del asco que le
produce el mundo. Todas esas situaciones desatarán una dramática escena, que
llevará a Harry al eterno retorno de su soledad, fría e infinita.
Los manuscritos encontrados de Harry Haller
Harry Haller es un hombre de unos cincuenta años que alquiló una
habitación en la casa de la tía de quien introduce el relato. Este personaje
introductor encontró los manuscritos, y decidió revelarlos, no sin antes
explicar antes cómo llegó Harry a su vida. Luego se dispone a narrar algunas
características del modo de vida que llevaba el lobo estepario.
La casa donde vivió Harry en la época de sus manuscritos posee una serie
de valores y costumbres burguesas, allí todo estaba ordenado y pulcro. Esto
chocaba con Harry que detesta y le aburre el modo de vida que ha llegado a
adquirir el burgués durante su devenir en la historia. Allí vivía introvertido,
muchas veces sin salir a la calle. Poseía gran cantidad de libros y tendía a
almacenar más. En la relación del lobo estepario con los libros se puede hallar
una similitud entre el excesivo acercamiento a la lectura, como actividad de un
introvertido, y el alejamiento social. En la soledad del alejamiento social,
Harry se construía intelectualmente, fuera del mundo exterior.
El introductor del relato halló en Harry a un hombre enfermo del
espíritu, del ánimo y del carácter, cosas repudiables para cualquier persona
común. Pero después despertó simpatías por el autodenominado lobo estepario,
quien sombrío, reflejaba llevar una vida de suicida, en contraposición de ser
un amante de la música de Mozart, Handel, Buxtehude, Friedemann Bach (Lo que
refleja su gusto por lo clásico, y su repulsión por los ritmos modernos); y
lector entusiasta de Goethe, Hamsun, Nietszche y Novalis (su influencia está
poderosamente marcada en el relato, puesto que algunos de ellos han sido
intelectuales introvertidos, que siempre estuvieron inconformes con las
convenciones sociales). Este Harry es un salvaje lobo, descontento con el mundo
y su época, y que posiblemente se habría asfixiado en medio de esta
civilización.
Las anotaciones de Harry Haller “Sólo para locos” - Soledad
Luego de la introducción, donde se narra quién es el lobo estepario,
comienzan las anotaciones propiamente dichas, en la voz misma de Harry Haller
“Sólo para locos”. Hombre solitario, parecía alejarse gustosamente de la
sociedad:
“Soledad era independencia. Era fría es cierto, pero también era
tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío
en que se mueven las estrellas.”
Se sentía diferente y aislado del mundo moderno en el que estaba
viviendo. Es un enemigo crítico de las masas, busca ser un individuo
independiente:
"Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el mundo,
el dinero y el poder pertenecen a los mediocres y superficiales; y a los otros,
a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte"
En Harry se puede ver que detesta el mundo tal cual ha llegado a ser. Es
un mundo de mediocres porque se entregan a los afectos desaforadamente, se
alienan en sus trabajos, se ven absorbidos en las masas. Hermann Hesse
concuerda en opinar que este ritmo de vida ha de llevar a la extinción al
hombre moderno:
"Andando el tiempo, la humanidad tendrá que aprender alguna vez a
contener su multiplicación, por medios de la razón".
Harry, angustiado, totalmente vacío, a punto de ir al suicidio, logra
encontrar una esperanza. Es Armanda, una mujer de actitudes modernas, que le
incita a vivir, recriminándole por su vida de lobo estepario. Harry necesita
librarse de ese destino, de ser un frío ensimismado. Armanda conduce a Harry a
llevar una vida moderna y lo acerca al mundo frívolo con las clases de
fox-trot, a escuchar Jazz, a conocer a Pablo, el saxofonista americano, y
conocer a María, la joven que entregaba placeres carnales a Harry en nombre de
Armanda. La aparición de esta mujer significó para el lobo estepario una
liberación de la soledad, pero a la vez un inevitable vínculo con el mundo que
odia. Esta liberación es una forma de suicidio, es la liberación que podría
llevarlo a la misma muerte.
Se entiende que la vida de Harry es sombría y solitaria, alternado como
artista, y como amante de lo culto y bello. El lobo estepario estaba lleno de
equivocaciones y deslindes que hacían fluir tanto arte como error. Thomas Man,
en La muerte en Venecia afirmaba una idea que contrasta perfectamente con la
vida de Harry Haller:
“La soledad hace madurar lo original, lo audaz e inquietantemente bello,
el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e
ilícito”
La multiplicidad del “Yo” en Harry Haller (Tractat del Lobo Estepario)
En este tractat, se explica por voz de alguien externo, que Harry Haller
es un hombre, con una dualidad de lobo estepario, que no ha aprendido a estar
satisfecho consigo mismo. Harry Haller tiene aquella dualidad como característica
especial: su existencia se debate en dos perspectivas. Por una parte se
encuentra el alma de hombre, su parte humana y sentimental; y por otra parte,
el alma del lobo, que es su parte salvaje. Ambas almas conviven en un mismo
cuerpo y se rechazan entre sí. He aquí el conflicto de Harry, que no sabe cómo
definirse: “Como cuerpo, el hombre es uno, como alma jamás” En medio de esta confusión, Harry atina a decirse a sí mismo:
“El hombre no es de ninguna manera un producto firme y duradero, es más
bien un ensayo y una transición; no es otra cosa sino el puente estrecho y
peligroso entre la naturaleza y el espíritu”
Este personaje poseía además de estos dos rasgos esenciales, muchos más
cientos de “Yo” dentro de sí, lo que hacían de su vida una multiplicidad de
experiencias: el misántropo; el anacoreta; el ansioso; el amoroso; el criminal;
el instintivo; el humano; el lobo… ¿Qué será de uno mañana en medio de tantos
caracteres dentro de sí? De seguro será alguno de esos cientos de “Yo” que se
albergan dentro del espíritu. La idea del cambio es una constante en la vida
humana, en cierta forma es parecido a la idea de Heráclito, quien dice que
“Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río.” El alma humana es como
ese río que siempre está fluyendo, que inevitablemente está en transformación
en el tiempo, por esta razón no se puede pretender ser siempre el mismo hombre.
Dentro de los cientos de caracteres del lobo estepario, se encuentra su
cualidad de ser un hombre nocturno. Nunca se sintió feliz en alguna mañana de
su vida. Otro de sus “Yo” era independiente, nunca a nadie rendía cuenta de sus
actos.
“Harry encuentra en sí un hombre, esto es, un mundo de ideas,
sentimientos, de cultura, de naturaleza dominada y sublimada, y a la vez
encuentra allí al lado, también dentro de sí, un lobo, es decir, un mundo
sombrío de instintos, de fiereza, de crueldad, de naturaleza ruda, no
sublimada”
La simple división de lobo – hombre puede parecer muy pueril, porque un
hombre no debe explicarse tan sencillamente, es decir un hombre está compuesto
de cientos o millares de multiplicidades. Así Harry, dentro de las multiplicidades
que refleja, se podría entender como un burgués convencional, a la vez como un
indomable ser que quiere rebelarse y que lleva consigo muchas más
personalidades indefinibles.
Teatro Mágico – La entrada cuesta la razón
Conducido directamente por Armanda, quien le enseñó a bailar para lograr
su anhelado cuerpo, Harry asiste a un baile de máscaras (que detesta porque no
se siente afín con toda esta frivolidad). En aquel baile, después de una
acalorada noche, Harry llega a angustiarse de tener que volver a ser el lobo
estepario. Pero avanza por los salones del lugar y se encuentra con un aviso,
cuyas letras tienen el mensaje de Teatro Mágico -sólo para locos- De carácter
de ensueño y a la vez pesadillesco, este Teatro se ofrece como una posibilidad para
que Harry descubra anhelos del pasado, pensamientos bastante abstractos y
fantasías cumplidas, que en antaño fueron imposibles.
("Toda mi vida y mis amores pasados habían sido falsos y difusos y
llenos de necia desventura”) Ahora Harry tenía la posibilidad de lograr que
todas las mujeres que habían pasado por su vida pudieran volver de nuevo a ser
suyas. Entra a un salón cuya inscripción tiene por nombre Todas las muchachas
son tuyas, experimentando una fantasía en la que amores ya olvidados de adolescencia
y juventud recobran vida.
El viejo Harry se sumerge dentro de otras fantasías como la Montería de
automóviles, en donde en un ambiente apocalíptico las máquinas se rebelan
contra el hombre; y la doma del lobo estepario, en donde el hombre rebelde puede
ser domesticado. Todas estas fantasías influyen en Harry antes del acto
definitivo.
En otra situación de fantasía, a Harry siempre le pesa el sentimiento de
culpa. Sobre esto llega a discutir con un imaginado Mozart, quien le dice:
“Por haberme traído al mundo una madre, ya soy culpable, ya estoy
condenado a vivir” La culpa es una constante en el hombre moderno. Es como su marca original
del pecado. El hombre moderno es producto de una historia manchada de sangre,
guerras, revoluciones, conocimientos, tradiciones, religión... con toda esa
pesada historia el hombre contemporáneo debe cargar sobre sí y llevar su
existencia:
“Es verdad; la vida es siempre terrible. Nosotros no tenemos la culpa y
somos responsables, sin embargo, se nace y ya uno es culpable”
Mozart invita a Harry a reflexionar (“¡Aprenda a tomar en serio lo que lo
que es digno de que se tome en serio, y ríase usted de lo demás!”). Si se nace
culpable y si se es víctima de la absurdidad de existir, pues no queda otro
remedio que aceptar el destino y tomar muy en serio las cosas realmente
importantes que la vida ofrece a un ser humano.
Podría pues interpretarse este Teatro mágico como una salida del
civilizado mundo moderno que ya tiene discursos fundamentados para el hombre.
Este teatro es una forma de liberación del yugo de las costumbres burguesas y
demás tradiciones de Occidente, que alienado mantiene al hombre. El Teatro,
bien resulta como una posibilidad de escape para el lobo estepario, que está
encerrado en su soledad, pero es libre en su imaginación. Harry Haller, sin
embargo, corre el riesgo de transformar en un triste drama lo que es la comedia
de la existencia.
Alexander Peña Sáenz
*Herman Hesse recibió el Premio Nobel de Literatura en 1946 por esta magnífica obra,
es conocida su filiación masónica desde muy joven, en muchas de sus enunciados nos transmite conceptos simbólicos y filosóficos de proyección trascendental.