La
filantropía es la capacidad de todo masón de entregarse al servicio de la
humanidad.
La
filantropía es la única vía de auxilio a los más necesitados.
La
filantropía masónica no se pregona en las calles, se realiza en el silencio del
corazón.
La
filantropía es un acto de servicio que descentraliza a todo ser humano de su
pequeño mundo.
La
filantropía es un llamado del alma que debe ser correspondido.
La
filantropía masónica rescata lo bueno, lo justo y lo bello de todos y cada uno
de los seres humanos.
La
filantropía masónica es primero una idea, luego la reflexión sobre la idea y
finalmente la puesta en práctica de la reflexión sobre la idea.
La
filantropía es la activación de la energía de la buena voluntad en todo ser
humano permitiendo que se realice más allá de sus propios límites.
La
filantropía masónica se traza en la tenida y se concreta en la vida profana.
La
filantropía es responsabilidad espiritual.
La
filantropía es compromiso y conducta de servicio hacia quienes sufren
injusticia y exclusión social.
La
filantropía al dar, agradece. Espera y concreta y atiende y comprende.
La
filantropía no es servilismo político con miras electorales.
La
filantropía da el pulóver y la bufanda, pero también las herramientas para
poder tejer.
Para
todo masón la filantropía es llevar en su mochila pan, agua y azúcar: Pan para
alimentar a los hambrientos, agua para saciar la sed de quienes están en el
desierto y azúcar para endulzar las vidas invadidas por la tristeza.
La
filantropía masónica cura alimenta y educa.
En
la filantropía, el G.·.A.·.D.·.U.·.
enfoca su mirada hacia todos por igual.
La
filantropía se ejerce desde la tríada ciencia, justicia y trabajo.
La
filantropía es la respuesta al clamor de los desesperados.
La
filantropía no se ejerce ni desde el egoísmo, ni desde la soberbia, se ejerce
desde la discreción y el desinterés.
La
filantropía masónica crea instituciones independientes a la masonería para que
todos puedan abrir sus corazones a los necesitados.
La
filantropía masónica no posee secretos. Se evidencia en la fortaleza de cada
masón.
La
filantropía exige aplomo de las emociones para poder trabajar y servir
libremente.
La
filantropía masónica atiende a los necesitados sin distinción alguna.
No
existe filantropía ni en un mosquito ni en un dictador. Ambos buscan solo
saciarse a si mismos.
La
filantropía masónica está exenta de prejuicios.
La
filantropía necesita de mentes y corazones capaces de entender al prójimo.
La
filantropía encuentra su campo de servicio en todas y cada una de las
necesidades humanas.
La
filantropía es un abrazo que alivia, una caricia que cura, un beso que alienta
a seguir trabajando.
La
filantropía es un corazón abierto a todos, pues no existe ningún ser humano que
lo tenga todo.
La
filantropía es una parte fundamental de la masonería, ya que a través de ella
el masón canaliza sus inquietudes por el mundo entero.