domingo, 14 de julio de 2013

Un joven soldado

Este lunes 15 de Julio del 2,013, se cumplen ciento treinta años del fusilamiento de un joven Coronel del Ejército Peruano, de solo veintinueve años, este acto se dio en el marco de la Guerra con Chile, el nombre de este joven soldado es Leoncio Prado Gutiérrez.
Acerca del Coronel Leoncio Prado Gutiérrez se ha escrito poco, a pesar de haber tenido una vida digna de una novela de Alejandro Dumas, cual si fuese otro D’Artagnan, o de una de las novelas de aventuras de Emilio Salgari, por alguien tan o más astuto que el “tigre de la Malasia”, es decir Sandokan o del protagonista de una novela de Mario Vargas Llosa, como un “Jaguar”, pero no de una “Ciudad y los perros” si no del “Perú y sus héroes”. Voy a narrar algunas pinceladas de su vida, pero creo que las enseñanzas que nos dejó son las que nos deben siempre importar y tratarlas de imitar.
Leoncio Prado nació un 24 de Agosto de 1,853 en Huánuco, en la ciudad de los Caballeros de León, y de león tenía el corazón y el nombre este peruano ilustre. Fue hijo de Mariano Ignacio Prado, quien llegó a ser presidente de nuestro país y de María Avelina Gutiérrez.
Desde su niñez Leoncio estuvo siempre inclinado a la vida castrense, ya a los seis años le pedía a su madre que lo vistiera de uniforme y era la mascota del Regimiento acantonado en Huánuco, su padre velando por su futuro y por su incursión en la política, le pide a su madre que le permita traerlo a Lima, a lo cual accede y a los nueve años ingresa al colegio Guadalupe.
A los doce años este inquieto púber ya era cabo del Regimiento de Lanceros de la Unión. Al cumplir los trece, que era la época en que España pugnaba por recuperar sus colonias perdidas, nuestro intrépido héroe abandona el colegio y se enrola en la Fragata Apurímac, que era comandada por Manuel Villar, esta fragata en conjunto con las corbetas Unión y América, participan del Combate de Abtao, el 7 y 8 de Febrero de 1,866, por su desempeño se le es conferido el grado de Guardiamarina y también una condecoración. Participa también del Combate de 2 de Mayo, en el cual por su arrojo y valentía, gana una condecoración y además el Capitán de Navío Lizardo Montero le obsequia su espada, imaginemos el desempeño de este casi niño para recibir dos condecoraciones y una espada, un valor y amor a su patria sin límites.
Después de estos episodios en la vida del joven Leoncio, se suceden otros que provocan que sea enviado a los Estados Unidos de América, esto se da en 1,872, es en estas tierras, en donde Leoncio ve la luz masónica, fue iniciado en el "Masonic Temple" del Vall de Virginia, el 03 de marzo de 1,873, y fue exaltado al sublime grado de MM en la RLS "Friendly Lodge” N° 239 del Vall de Kingston del Gran Oriente de Jamaica el 23 Octubre de1,876.
Leoncio Prado no es solo héroe de nuestra patria, también lo es de Cuba, esto por sus acciones en la toma del navío español “Moctezuma”, ostenta el grado de Coronel del ejército cubano. Leoncio era un paladín de la libertad, que es uno de los pilares de la francmasonería.
Al iniciarse la guerra con Chile nuestro intrépido H regresa al Perú a reincorporarse a la Marina de Guerra para defender a nuestra patria, en la batalla del Alto de la Alianza pierde en combate a su hermano Grocio Prado. Leoncio al participar de la batalla de Tarata es tomado prisionero y enviado a Chile a purgar prisión, pero es dejado libre, luego de jurar y prometer que no tomaría parte en la defensa de su país, esto está resumido en célebre frase: “Cuando la Patria está subyugada, no hay palabra que valga sobre el deber de defenderla”.
Al retornar al país de inmediato se pone a las órdenes del “Taita” Cáceres y se convierte en “breñero”, participa de la Batalla de Huamachuco, donde es herido y tomado nuevamente prisionero y luego fusilado.
Leoncio Prado nos ha dejado como enseñanza que lo más importante es la Libertad, y la buscó no solamente para su patria, también para otras naciones, la libertad de tener gobiernos propios y democráticos, pero también la libertad de tener el libre albedrío para buscar la mejora de uno mismo, mejora que siempre hemos visto en él, cultivando sus virtudes. Igualdad, para desear un país justo, un país sin diferencias, pero siendo siempre igual a los demás, siempre dando el ejemplo que es una forma de ser el primero entre sus iguales, siendo siempre humilde, podemos comprobarlo en sus cartas y por último Fraternidad, por el hecho de buscar que en la nación seamos eso, una nación, de que todos apuntemos al mismo horizonte, pero entendiendo la fraternidad más allá de la guerra, al relevar a un HM de sus órdenes para que no vaya en contra de los principios de la masonería, en el momento de su fusilamiento, para que no dé la orden de ejecución, acción que lo muestra como en realidad era, un gran H fraterno.
Esos tres toques a la taza, antes de su viaje al OE fueron de mucha enseñanza en su momento, y aún ahora, después de tanto tiempo, siguen sonando quedamente en nuestros oídos y siguen dándonos enseñanza. Siempre recordemos lo que escribió antes de ser fusilado: “Queridísimo padre: Estoy herido y prisionero; hoy a las 8:30 debo ser fusilado por el delito de haber defendido a mi patria. Lo saluda su hijo que no lo olvida Leoncio Prado".
Sigamos pues el ejemplo de este QH no solo como un gran patriota, sino como un masón verdadero.
Q:.H:. Carlos Seguín Carreño
R:.L:.S:. Orden y Libertad N° 2