lunes, 18 de febrero de 2013

Cuando la actitud es lo que marca la diferencia



Cotidianamente en nuestros trabajos y en nuestra vida personal tenemos que ir resolviendo temas, problemas o distintas situaciones. Algunos con más dificultad, otros con menos, algunos con gran impacto, otros con menos, cualquiera sea la situación hay un punto crucial para que el resultado sea exitoso: La Actitud con la cual encaramos el escenario.
Muchas personas se rinden antes de comenzar, otros toman una posición negativa y trasladan esa negatividad hacia la situación planteada. Otros en cambio se paran con un espíritu positivo, que viene de la mano de una actitud diferente.
Nuevamente nos cruzamos con esta palabra, “actitud”, veamos que quiere decir según la RAE : "Postura del cuerpo humano, especialmente cuando es determinada por los movimientos del ánimo, o expresa algo con eficacia".
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedas hacer. No te preocupes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar y mejorar.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
Contempla sólo la meta y no veas lo difícil que es alcanzarla.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que cada día tiene su propio afán.
No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es por que sabe que tú puedes con ella. Si algún día te sientes cansado, busca el descanso en Dios que renovara tus fuerzas.
Es cierto, si volvemos un poco atrás podemos identificar que la actitud es una posición o postura que toman las personas ante distintas situaciones, pero que está en nuestro interior y depende únicamente de nosotros hacerla positiva y gratificante.