Se dice de la armonía a la conveniente proporción y correspondencia de una cosa con otras, o al equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo y que su resultado siempre connota belleza, pero más que esos conceptos me parece que armonía tiene que ver con el despliegue de ciertas fuerzas para que las cosas funcionen, tiene que ver con el logro de un resultado, con que cada componente de una cosa haga lo que debe hacer en el momento justo, pero sobre la base de ciertos principios o reglas, de modo que funcione adecuadamente.
Veamos el ejemplo de una orquesta. Cada instrumento debe intervenir en el momento justo que su partitura lo requiera, ni antes ni después. Esa partitura se convierte para la orquesta en la regla que el músico debe respetar. Si un violinista quisiera interpretar unos acordes diferentes a su partitura, aunque como solista se le escuchara extraordinario, esa melodía extraordinaria se convertiría para los oyentes en una molestia, en un ruido, porque en ese momento se encuentran expectantes por escuchar el concierto para piano No. 1 de Tchaikovsky y no la novena sinfonía de Beethoven. Obviamente que si ese violinista insistiera terco en imponer su melodía y por más inspirado que pudiera encontrarse no habría otra opción que separarlo de la orquesta. Pero tocar una u otra melodía requiere esfuerzo, estudio, entrenamiento, tenacidad y tal vez maestría. A pesar de que cada instrumento suena diferente, en conjunto, como resultado, si una orquesta sabe interpretar armoniosamente una melodía, los oyentes la escucharán placenteramente.
El esfuerzo de los músicos para poder tocar sus instrumentos musicales y el respeto por la partitura garantizarán entonces la armonía de la orquesta, o en todo caso garantizarán que la orquesta trabaje y funcione adecuadamente.
Del mismo modo sucede en nuestra Orden. Para que nuestros Talleres funcionen, cada uno de sus miembros deben trabajar desde el lugar que le corresponde, pero cumpliendo con los principios y reglas que demanda la Orden en general y la Logia en particular, o de otro modo, por carencia de armonía, o por el ruido y las notas altisonantes, sería bastante dificil que un Taller funcione adecuadamente.
Tratar de imponer puntos de vistas y reglas personales, faltar al V:.M:., faltar a los HH:., desarrollar proselitismo para ganar un cargo, callar opiniones opuestas, manipular o utilizar a los HH:. para beneficio personal, corregir una falta en público, son algunos tipos de ruido o notas altisonantes que suelen generar desarmonía en las Logias.
Fraternalmente
Q:.H:.Alberto Caballero
R:.L:.S:. “Compass” No. 1811.
Or:. de Washington, D.C. U.S.A
Veamos el ejemplo de una orquesta. Cada instrumento debe intervenir en el momento justo que su partitura lo requiera, ni antes ni después. Esa partitura se convierte para la orquesta en la regla que el músico debe respetar. Si un violinista quisiera interpretar unos acordes diferentes a su partitura, aunque como solista se le escuchara extraordinario, esa melodía extraordinaria se convertiría para los oyentes en una molestia, en un ruido, porque en ese momento se encuentran expectantes por escuchar el concierto para piano No. 1 de Tchaikovsky y no la novena sinfonía de Beethoven. Obviamente que si ese violinista insistiera terco en imponer su melodía y por más inspirado que pudiera encontrarse no habría otra opción que separarlo de la orquesta. Pero tocar una u otra melodía requiere esfuerzo, estudio, entrenamiento, tenacidad y tal vez maestría. A pesar de que cada instrumento suena diferente, en conjunto, como resultado, si una orquesta sabe interpretar armoniosamente una melodía, los oyentes la escucharán placenteramente.
El esfuerzo de los músicos para poder tocar sus instrumentos musicales y el respeto por la partitura garantizarán entonces la armonía de la orquesta, o en todo caso garantizarán que la orquesta trabaje y funcione adecuadamente.
Del mismo modo sucede en nuestra Orden. Para que nuestros Talleres funcionen, cada uno de sus miembros deben trabajar desde el lugar que le corresponde, pero cumpliendo con los principios y reglas que demanda la Orden en general y la Logia en particular, o de otro modo, por carencia de armonía, o por el ruido y las notas altisonantes, sería bastante dificil que un Taller funcione adecuadamente.
Tratar de imponer puntos de vistas y reglas personales, faltar al V:.M:., faltar a los HH:., desarrollar proselitismo para ganar un cargo, callar opiniones opuestas, manipular o utilizar a los HH:. para beneficio personal, corregir una falta en público, son algunos tipos de ruido o notas altisonantes que suelen generar desarmonía en las Logias.
Fraternalmente
Q:.H:.Alberto Caballero
R:.L:.S:. “Compass” No. 1811.
Or:. de Washington, D.C. U.S.A