Dentro de la moral masónica, su base moral es la humanidad y el objetivo que persigue es el hombre en particular y su conciencia de la LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD. Pero la FRATERNIDAD descansa en dos valores que son la LIBERTAD Y LA IGUALDAD.
LA LIBERTAD, no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace y la IGUALDAD, porque somos iguales, porque devenimos de un mismo padre el Gran Arquitecto del Universo G.·.A.·.D.·.U.·. y de un misma madre la tierra y porque tenemos las mismas posibilidades de realización germinal, las que se diferencian en los aciertos y errores que a cada paso cometemos.
La FRATERNIDAD significa hacer lo que el otro quiere recibir, entonces entre nosotross reinará la justicia y como tal las relaciones son fraternas.
Hay un lema que dice : “DAR DE SI, ANTES DE PENSAR EN SI”, que nos permite vivir en una sociedad más equilibrada, gozando de un tratamiento más igualitario, teniendo acceso mucho más a la LIBERTAD . Dicha libertad nos permite a cada uno de nosotros desarrollar el Amor Fraternal.
EL AMOR FRATERNAL, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco. Lo mismo que el amor filial, y desde el punto de vista del psicoanalisis, el fraternal es sublimado.
La FRATERNIDAD, es el amor a todos los seres humanos; se caracteriza por su falta de exclusividad. “Si he desarrollado la capacidad de amar, no puedo dejar de amar a mis hermanos”. El amor fraternal, se basa en la experiencia de que todos somos uno. Las diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son despreciables en comparación con la identidad humana común a todos los hombres. Es amor entre iguales: pero, sin duda, aun como iguales no somos siempre «iguales»; en la medida en que somos humanos, todos necesitamos ayuda.
Servir, implica ayudar a alguien de una forma espontánea, es decir adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Una persona servicial supone que traslada esta actitud a todos los ámbitos de su vida: en el trabajo, con la familia, ayudando a otras personas en la calle, cosas que aparecen como insignificantes, pero que van haciendo la vida más ligera y reconfortante. Es posible que recordemos la experiencia de algún desconocido que apareció justo cuando necesitábamos ayuda, que luego después de ayudarnos, se perdió y no supimos nunca nada más de él. Siempre decimos se me presento un ángel o el ángel de mi guarda.
Las personas que son serviciales, están continuamente atentas, observando y buscando la oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.
La persona servicial, ha superado barreras que parecen infranqueables para las otras personas: El miedo a convertirse en el que “siempre hace todo”, en el cual, las otras personas, descargarán parte de sus obligaciones, aprovechándose de su buena predisposición, muchas veces confundimos a ser buena gente o débil de carácter. Ser servicial no es ser débil, incapaz de levantar la voz para negarse, al contrario, por la rectitud de nuestras intenciones, debemos saber distinguir entre la necesidad real y el capricho.
LA LIBERTAD, no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace y la IGUALDAD, porque somos iguales, porque devenimos de un mismo padre el Gran Arquitecto del Universo G.·.A.·.D.·.U.·. y de un misma madre la tierra y porque tenemos las mismas posibilidades de realización germinal, las que se diferencian en los aciertos y errores que a cada paso cometemos.
La FRATERNIDAD significa hacer lo que el otro quiere recibir, entonces entre nosotross reinará la justicia y como tal las relaciones son fraternas.
Hay un lema que dice : “DAR DE SI, ANTES DE PENSAR EN SI”, que nos permite vivir en una sociedad más equilibrada, gozando de un tratamiento más igualitario, teniendo acceso mucho más a la LIBERTAD . Dicha libertad nos permite a cada uno de nosotros desarrollar el Amor Fraternal.
EL AMOR FRATERNAL, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco. Lo mismo que el amor filial, y desde el punto de vista del psicoanalisis, el fraternal es sublimado.
La FRATERNIDAD, es el amor a todos los seres humanos; se caracteriza por su falta de exclusividad. “Si he desarrollado la capacidad de amar, no puedo dejar de amar a mis hermanos”. El amor fraternal, se basa en la experiencia de que todos somos uno. Las diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son despreciables en comparación con la identidad humana común a todos los hombres. Es amor entre iguales: pero, sin duda, aun como iguales no somos siempre «iguales»; en la medida en que somos humanos, todos necesitamos ayuda.
Servir, implica ayudar a alguien de una forma espontánea, es decir adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Una persona servicial supone que traslada esta actitud a todos los ámbitos de su vida: en el trabajo, con la familia, ayudando a otras personas en la calle, cosas que aparecen como insignificantes, pero que van haciendo la vida más ligera y reconfortante. Es posible que recordemos la experiencia de algún desconocido que apareció justo cuando necesitábamos ayuda, que luego después de ayudarnos, se perdió y no supimos nunca nada más de él. Siempre decimos se me presento un ángel o el ángel de mi guarda.
Las personas que son serviciales, están continuamente atentas, observando y buscando la oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.
La persona servicial, ha superado barreras que parecen infranqueables para las otras personas: El miedo a convertirse en el que “siempre hace todo”, en el cual, las otras personas, descargarán parte de sus obligaciones, aprovechándose de su buena predisposición, muchas veces confundimos a ser buena gente o débil de carácter. Ser servicial no es ser débil, incapaz de levantar la voz para negarse, al contrario, por la rectitud de nuestras intenciones, debemos saber distinguir entre la necesidad real y el capricho.
Que el G:.A:.D:.U:. nos bendiga, para seguir en el camino de la fraternidad masónica.
Q:.H:. Oscar Noriega G.