Cuando Ramón y Cajal era 'Caballero de la Noche': la
vida secreta de los científicos masones
Un documento prueba que, aunque la familia trató de
negarlo, el premio Nobel ingresó en la masonería cuando era un estudiante de medicina .
La francmasonería y la ciencia han hecho buenas
migas a lo largo de la historia. La búsqueda del progreso y el amor a la verdad
son algunos de sus puntos en común, así que no es de extrañar que conocidos
investigadores hayan sido masones.
Sin embargo, el carácter secreto de las logias hace
que en muchos casos no sepamos con certeza si ciertos personajes ilustres lo
fueron o no, y mucho menos en España, donde la masonería tiene una larga
historia de persecuciones.
Benjamin Franklin
El científico masón por excelencia es Benjamin
Franklin. Aunque es conocido principalmente por el pararrayos –que no es poca
cosa y ayudó a comprender la naturaleza de la electricidad-, en realidad inventó
un montón de cosas más: gafas bifocales, un cuentakilómetros, aletas de buceo,
un humificador y un tipo de horno, entre otras muchas.
Sin embargo, resulta curioso que no llegase a
patentar nada de esto. El motivo es que prefería donar a la humanidad su
ingenio, un rasgo de generosidad que probablemente tenía mucho que ver con su
pensamiento masónico. De hecho, parece ser que fue decisivo en la introducción
de la masonería en América a lo largo del siglo XVIII y llegó a ser Gran Maestro
de la Gran Logia de Pennsylvania.
Alexander Fleming
Otro de los científicos más aclamados de la historia
y abiertamente masón fue el descubridor de la penicilina, Alexander Fleming,
aunque quizá ese detalle era desconocido por las autoridades cuando le abrieron
los brazos en su visita a España a finales de los años 40. Con el odio que le
tenía Franco a los masones. El caso es que Fleming pasó por varias logias de
Londres y fue un activo militante durante décadas.
En las listas más o menos contrastadas de masones
famosos tampoco faltan otros científicos relevantes, como el italiano Enrico
Fermi, que desarrolló el primer reactor nuclear, contribuyó de forma decisiva a
la teoría cuántica y ganó el premio Nobel de Física en 1938.
O Frederick Gowland Hopkins, que descubrió el papel
de las vitaminas y se llevó el Nobel de Medicina en 1929, y Charles Richet, a
quien también le entregaron ese galardón en 1913 por sus investigaciones sobre
sueros y anafilaxis.
¿Y en España? A pesar de la poca implantación de la
masonería, reprimida por el poder durante buena parte de nuestra historia, no
faltaron masones vinculados a la ciencia a finales del siglo XIX y principios
del XX.
Entre ellos destacan Odón de Buen, gran
librepensador e impulsor de la oceanografía; Rafael García Álvarez, naturalista
y defensor de Darwin; y sobre todo Luis Simarro, neurólogo que le enseñó a
Santiago Ramón y Cajal el método de Golgi, con el que trabajó gran parte de su
carrera y sin el que no hubiera logrado el Nobel.
La gran duda es si tenemos que contar también entre
los masones al propio Ramón y Cajal. Su nieto Santiago Ramón y Cajal Junquera
lo negaba. Sin embargo, José Ramón Alonso Peña, autor del libro "Cajal: Un grito
por la ciencia " y gran estudioso de su figura, encontró su nombre en el registro
de la logia 'Caballeros de la Noche, número 68' de Zaragoza.
El documento está fechado el 22 de marzo de 1877,
momento en el que tenía 24 años. A partir de ahí no hay muchos datos sobre su
grado de implicación en la masonería. Es posible que la abandonase, ya que en
alguna ocasión se manifestó contrario a las “militancias”, o que no participara
en exceso.
En cualquier caso, los masones no dudan a la hora de
contarle entre los suyos.
Incluso existe una logia en Zaragoza que lleva su
nombre:R:.L:.S:. Santiago Ramón y Cajal nº 35.